ㅤㅤㅤ𝟬𝟯𝟭. 𝘫𝘦𝘳𝘰𝘯𝘪𝘮𝘰 𝘣𝘰𝘴𝘪𝘢

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"𝘤𝘪𝘤𝘢𝘵𝘳𝘪𝘤𝘦𝘴"

"𝘤𝘪𝘤𝘢𝘵𝘳𝘪𝘤𝘦𝘴"

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Sabrina no quería estar en la clase de gimnasia y tampoco quería jugar voleibol, y no porque lo odie (lo cual era verdad, lo había odiado toda su vida porque nunca había aprendido a jugarlo bien y se negaba a mejorar), sino porque no quería que la carguen nuevamente por fallar en alguna jugada decisiva. Ya le había pasado antes y seguramente le iba a pasar mil veces más, o por lo menos hasta egresarse el próximo año.

Hacía calor, era verano y el final de otro año escolar estaba cerca de terminar. La pelirrubia había estado haciendo una cuenta regresiva, eliminando poco a poco los días de su calendario: quedaban quince días más. No veía la hora de divertirse, estar libre durante el verano y durante esos tres meses que le quedaban antes de comenzar su último año de secundaria y que toda su alegría sea reemplazada por frustración, incertidumbre y responsabilidad. El próximo año sería el último para demostrar su valía, para demostrar que era alguien.

El calor de noviembre se cuela por la tarde con mucha fuerza, abriéndose paso entre la multitud de estudiantes y haciéndolos transpirar como ninguna otra estación. El pavimento está chamuscado bajo sus zapatillas gastadas y el sol la ciega: no puede ver a sus compañeros al otro lado de la red. La transpiración le corre por la frente y ella odia lo maloliente que es, lo poco atractivo que aquello era. Su chomba también estaba mojada con su propio sudor, dejando un poco y por suerte disimulable rastro en sus axilas y cuello. Su pelo rubio es ahora rizado, rebelde y desordenado a pesar de su diadema. Esta tampoco evita que su sudor se deslice por su piel.

Tal vez tendría que prestarle atención al juego y a su equipo, porque estaban perdiendo y todos ahí sabían que era malísima. Tal vez debería tratar de demostrarles que estaban equivocados y hacer un esfuerzo para marcar un punto, el primero en su vida. Pero en ese preciso momento, ella logra vislumbrar a Jerónimo desde el otro lado de la cerca del campo de deportes. Tenía puesta una sencilla musculosa blanca, combinada con los pantalones desgastados del uniforme y unas pequeñas gafas de sol. Ella observa mientras él empieza a prender el cigarrillo en su mano, apoyado en su Harley-Davidson. Se ve fresco e impecable, a diferencia de su propia remera humedecida y la pollera corta de gimnasia que tanto detestaba. La hacía parecer más baja de lo que ya era y era extremadamente incómoda.

Su pelo negro brilla con la luz del sol y Sabrina logra verlo entrecerrando momentáneamente los ojos incluso a través de sus gafas de sol, simplemente disfrutando. Ella traga saliva, con sus ojos fijos en él. Parecía no pertenecer ahí, como si no debería estar fuera de un colegio, sino en alguna clase de reformatorio. Sin embargo, lo hace. De hecho, él tendría que estar en clase ahora mismo, aburrido de un tema que no le interesa en lo absoluto y al que no le presta atención. Tendría que estar hablando con sus amigos, bromeando, jugando, garabateando y haciendo aviones de papel para luego tirarlo por los aires en pleno salón, porque aquellas actividades no requieren ni la mitad de la concentración que requería prestar atención al docente correspondiente. Era por eso que Jerónimo siempre lograba escaparse del colegio, ella lo sabía, como siempre lo hacía ahora que las clases estaban a punto de terminar.

𝔩𝔰𝔡𝔩𝔫. 𝙤𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora