ㅤㅤㅤ𝟬𝟬𝟳. 𝘣𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘭𝘪𝘥𝘰𝘳𝘪

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𝘴𝘮𝘶𝘵, 𝘭𝘦𝘯𝘨𝘶𝘢𝘫𝘦 𝘷𝘶𝘭𝘨𝘢𝘳, 𝘢𝘯𝘨𝘴𝘵
"𝘦𝘯𝘦𝘮𝘪𝘦𝘴 𝘵𝘰 𝘭𝘰𝘷𝘦𝘳𝘴" 𝘱𝘵3

𝘴𝘮𝘶𝘵, 𝘭𝘦𝘯𝘨𝘶𝘢𝘫𝘦 𝘷𝘶𝘭𝘨𝘢𝘳, 𝘢𝘯𝘨𝘴𝘵 "𝘦𝘯𝘦𝘮𝘪𝘦𝘴 𝘵𝘰 𝘭𝘰𝘷𝘦𝘳𝘴" 𝘱𝘵3

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Malena se queda parada en la puerta y observa cómo Blas entra a la habitación del hotel como si todo fuera completamente normal, como si estar ahí con él fuera normal. El pelinegro mira por encima del hombro y le hace un gesto con su cabeza.

"Podés entrar. ¿O pensás que el universo te va a castigar?"

"Posiblemente." Murmura.

Ella da un paso hacia adentro y cierra la puerta. Después escucha el giro de la cerradura automática que parece consolidar su elección. La menor permanece ahí de pie, con sus dedos curvados alrededor del borde de las mangas del buzo que él le había prestado hace unas horas.

Blas la había llevado a un hotel mediocre bastante lejos de todo, era el tipo de hotel que grita que existe literalmente sólo para tener sexo. Malena ni siquiera quiere saber por qué él está al tanto de este lugar (bueno, más o menos lo sabía). La habitación en la que se encuentran en ese momento no tiene nada de especial: tiene una cama grande, un televisor algo antiguo, un cuadro con unas grandes montañas rodeadas de nieve en él y un baño diminuto. Ella deja caer su bolso en la pequeña mesa auxiliar, todavía luchando contra el impulso de huir de ahí.

"Parecés re traumada.", dice el más alto al lado suyo.

"Solo que esto se siente diferente. Venir acá, con vos.", ella hace una mueca al no tener las palabras adecuadas para hacerse entender, "No sé, me hace pensar que...ya sabes." suspira, "No habría dicho que sí si hubiera tenido más tiempo. Comiste muy rápido." Entonces, el pelinegro procede a sacar las llaves del auto de su bolsillo.

"Está bien. Vamos, entonces. Entiendo si no te sentís cómoda."

El corazón de ella cae y debe mostrarse en su rostro porque Blas la mira fijamente por un momento antes de colocar ahora las llaves del auto con cuidado en el soporte del televisor. Ahora lo entiende: más allá del dilema moral y del ir y venir mental, la horrible verdad es que en realidad no quería irse. Sus protestas simplemente la hacen sentir más en control de la situación y alivian su cerebro, que zumba como abejas enojadas. Pero luego se obsesiona con ser una mala persona y toda esa culpa surge y tiene que actuar como si no quisiera hacerlo. ¿No era eso lo que Blas había dicho en el restaurante? Quiere estar ahí con él, con ese chico que nunca le gustó y que la volvía loca cuando eran chicos. ¿Qué decía eso sobre ella?

Cuando el más alto se acerca hasta donde ella se encuentra, las manos de la pelinegra van a su pecho, presionando contra los músculos duros mientras su corazón da un vuelco.

𝔩𝔰𝔡𝔩𝔫. 𝙤𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨Where stories live. Discover now