Capítulo 54. Lo que yo quiero.

18 4 0
                                    

Eloína's POV

Ya había hecho las paces con la idea de no estar con Alec. Quizás era lo mejor, después de todo él se iría lejos a estudiar la universidad. Nunca habíamos estado hechos para estar juntos. Aun así, me gustaba poder verlo en la escuela, aunque fuéramos sólo amigos, verlo era mi parte favorita de cada día porque me garantizaba risas durante el almuerzo y la hora de salida.

-Bueno, los veo mañana. -Se despidió Ángelo porque ya llevábamos al menos diez minutos en el pasillo hablando.

-Ah sí, nosotras tenemos que ir al gimnasio. -Dijo Whitney mirándome.

-Ah no, hoy no voy.

-¿Por qué no? -Preguntó Alec curioso. Sonreí con emoción.

-Porque mi papá vino de visita, llegó ayer. -Les conté. Todos se vieron sorprendidos.

-¿Tu papá si es real? -Me molestó Laurence. Mi amiga Silvana le dio un golpe en el brazo haciéndolo reír. -Es broma Eli, genial. Ve a disfrutar a tu papá. -Me pidió.

-Sí...-Oí a Alec decir. Lo miré. Me veía con intriga, pero sonrió un poco. -Nos vemos mañana. -Me dijo. Le asentí. Le sonreí a mis amigos y me di la vuelta.

-Vamos al gimnasio entonces. -Oí que le dijo Alec a Niki, Mel y Whitney. Casi quise quedarme con ellos, pero había ido al gimnasio en su compañía por meses, y a papá no lo había visto desde Diciembre, y ya era mayo.

Llegando a casa, me apuré a la oficina creyendo que él estaría ahí como siempre. Pasé los ojos entre los libreros y sillones, pero papá no parecía estar ahí. Noté que las flores de mamá ya estaban secas por lo que me apuré a ir a tirarlas y limpiar el jarrón.

Mientras lo lavaba pensaba en Alec. Él me daba flores seguido, y una vez a la semana traía flores para mamá también. Ella lo hubiera adorado. Yo lo adoraba, pero ya no tenía caso. Ambos nos habíamos herido, ambos habíamos jugado con los sentimientos de Emi y Garret sólo para herirnos a propósito. Claramente no debíamos estar juntos, sacábamos malos lados el uno del otro.

-Tendré que comprarte flores yo, mi rosal no da muchas. -Le dije a mamá en lo que le acomodaba el jarrón limpio al lado de su foto.

-¿Elo, ya llegaste? -Escuché la familiar voz grave de papá.

-¡Sí! -Exclamé apurándome a terminar de acomodar el área de mamá.

-Ven, estamos viendo a donde ir a cenar. -Me pidió él. Y esta vez lo noté asomándose desde la sala de beisbol. Era su sala favorita, donde tenía unos pequeños sillones de terciopelo, fotos de él en sus equipos de beisbol, fotos con jugadores importantes, pelotas y guantes firmados, bates que profesionales habían usado y algunas jersey autografiadas. También tenía su repertorio de licores y cristalería en la barra donde al parecer estaba Cindy preparando unas bebidas.

-¿Cómo te fue en la escuela? -Me preguntó papá en lo que me acerqué a él. Dio un beso en mi sien.

-Bien. Me fue bien en mi proyecto de francés, porque tengo un amigo muy listo que me ayudó a estudiar, y otro amigo que habla francés fluido, me ayudó con mi pronunciación. -Le contaba yo.

-Ya están listos, Eduardo. -Dijo Cindy desde la barra.

-Muy bien, Elo. -Me felicitó papá antes de darse la vuelta. -Gracias. -Le dijo a Cindy levantando su copa.

-Le estaba diciendo a Cindy que quizás tú conoces bien los lugares de moda de la ciudad, podríamos ir a cenar a un lugar que nos recomiendes. -Me dijo papá haciéndome sonreírle y pensar en posibles lugares.

-Seguro Eloína prefiere salir con sus amigas, podemos ir tú y yo al lugar donde te dije. Todas mis amigas van con sus novios ahí. No es muy familiar. -Le decía Cindy rodeando la barra. Se sentó en el sillón de terciopelo verde a beber de su copa.

Mi AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora