Capítulo 1. El instituto Hawtz.

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Me terminé de ajustar la corbata guinda y elevé mi vista al espejo. No me había querido medir el uniforme antes del primer día de clases, porque temía ilusionarme y que al final resultara que no me aceptarían en el instituto Hawtz y tendría que regresar a la escuela pública.

Di un nervioso respiro ya viéndome en el uniforme. Lucía extraño. Jamás me hubiera imaginado en la posición para asistir a una de las preparatorias más prestigiadas de Los Estados Unidos. Estaba en el número dos del top cinco. Aun no podía creerlo.

-¡Alec! -Oí a mamá llamándome desde abajo. Miré el reloj. En quince minutos serían las siete de la mañana ¿Qué hacía despierta tan temprano?

Levanté mi mochila que había preparado desde ayer con los pocos libros de texto que me habían dado gratis como parte de mi beca.

Fui bajando las escaleras. Escuché ruidos en la cocina. Entré ahí quedando confundido al notar a mi madre ya vestida, incluso con su peluca puesta mientras hacía algo en la estufa.

-Mamá ¿Qué haces despierta? -Pregunté confundido, pues las quimioterapias siempre la tenían durmiendo hasta tarde todas las mañanas, y hoy ya estaba vestida y parecía muy activa.

-Alec. -Se giró para verme de inmediato. Sonrió pareciendo conmovida.

-Mamá...-Dije con desaprobación sabiendo que diría alguna cursilería.

-Te ves muy guapo. -Aseguró ella con fascinación. -Por fin, Alec...-Susurró con los ojos llenándose en lágrimas.

-No, mamá...-Susurré alejándome unos pasos.

-¡Jeff! ¡Ven a ver a Alec en su uniforme! -Pidió ella en un grito.

-No hagas escándalos, mamá.

-Alec, vas a Hawtz, llevo años, años esperando esto. Déjame hacer todo el escándalo que sea necesario. -Pedía ella. Suspiré sin alternativa ya dándome la vuelta para sentarme en el comedor sirviéndome del jugo de naranja.

-¿Qué pasa? -Preguntaba mi padrastro bajando las escaleras a prisa.

-¿ya viste a Alec? -Preguntaba mamá.

-Dile que se calme, Jeff. -Pedí yo haciéndolo reír.

-Es su sueño desde que la conozco. Déjala vivir su día. -Pidió Jeff.

-Mamá, Hawtz ni es la gran cosa. -Mentí yo consiente de que Hawtz también era mi sueño hecho realidad, pero no quería poner a mamá aún más nerviosa.

-Sí es la gran cosa, Alec. Ya verás que todo te va a encantar, es la mejor escuela de los Estados Unidos. -Oía a mamá que se acercó dejando un omelette frente a mí.

-Ah gracias...-Murmuré intentando recordar cuando había sido la última vez que mamá me había preparado el desayuno. Debía de haber sido hace más de un año, antes de que le detectaran el cáncer.

-También te hice a ti, Jeff ¿Podrás llevar a Alec a la oficina de Samuel, verdad? -Pedía mamá.

-Eh sí...-Decía mi padrastro también confundido con el cambio en mamá.

-Puedo buscar la oficina yo solo. -Les recordé.

-Más vale prevenir para que no se haga tarde, cielo. Jeff conoce bien la escuela, ha trabajado ahí por dos años. Deja que te guie. -Pidió ella preocupada. Miré a Jeff en ayuda, pero él sonrió y miró su comida para empezar con el desayuno. Intenté imitarlo, pero era muy temprano para sentir hambre, y los nerviosos consejos de mamá sólo me quitaban más el hambre.

Logré terminarme la comida para no hacer sentir mal a mamá. Le agradecí mientras lavé mi plato y vaso. Subí a lavarme los dientes. No pude verme al espejo del baño, aun me daba nervios verme en el formal uniforme de saco café, camisa blanca y corbata guinda. A mi pasada escuela había ido en jeans y playeras. Todo el cambio era muy drástico.

Mi AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora