Capítulo 45. Un novio terrible.

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No dejaba de preguntarme lo mismo una y otra vez ¿Podría encontrar en Emi lo que había dejado con Eloína? Emi era amable y alegre y parecía contagiar su alegría a mi familia. Debía ser fácil, pero estaba siendo complicado porque estaba siempre distraído con...

-Hey Eli buenos días. -Saludé instintivamente al notar a Eloína ya parada frente a su casillero, con la atención en su celular.

-Ah...hola, Alec. -Dijo ella perdiendo un poco de la sonrisa.

-¿Hablando con Garret? -Dije señalando el teléfono en su mano. Dio un suspiro y negó.

-Whitney...-Susurró nada más. Asentí.

-¿Estás leyendo? -Pregunté sorprendido, señalando el grueso libro de pasta dura que sobresalía en su casillero con un listón guinda de separador. Ella sacó el libro y cerró el casillero.

-No. -Me dijo antes de echar el libro junto con su teléfono a su mochila. -Ten un buen día. -Dijo con la mirada en el piso al irme rodeando.

-Eloína. -La detuve apretando mis manos en puños para evitar estirar el brazo y detenerla o al menos tocarla. Eloína se detuvo, pero no me miró.

-Sólo...quería decir que...aunque no estamos juntos...yo te quiero ¿sí? Incluso como amiga y quiero lo mejor para ti, y si Garret te hace feliz...yo estoy feliz. -Dije yo esperando que pronto todo eso sería cierto.

Aun me dolía sólo imaginarla con otro, pero anoche no había dormido por estar pensando en ella, en nosotros, en lo que ya no había entre nosotros mas bien. Y me había preocupado mucho, por ella, no por mí. Yo estaría ocupado con mis preparativos para la universidad y por las finales de los concursos académicos, la graduación, y ahora mamá y papá querían por fin casarse. Se venían muchas cosas que podrían distraerme, y sin embargo...Eli no tenía mucho. No tenía una familia en su casa, ni había elegido su universidad todavía.

Anoche me había acordado de los solitarios días de Eloína, de su grande y vacía casa, de sus noches sola en esa casa, y como sin mí, ella comía sola en un grande comedor todos los días. Y me preocupaba y entristecía que fuera a regresar a esa vida. Ella debía conseguirse a alguien más. Y aunque yo odiara admitirlo, Garret parecía enserio interesado en ella, sabría acompañarla, cuidarla, y quizás la merecía mucho más que yo. Él era más su tipo, atlético, rico, popular. Era como ella, incluso podrían jugar beisbol juntos.

-¿Me oíste, Eli? -Pregunté curioso porque no me había mirado ni respondido, pero entonces asintió. Sin mirarme, se fue.

Di un desanimado suspiro quedando solo frente a su casillero, aun pudiendo oler la vainilla de su perfume. Pero después de unos segundos, sacudí la cabeza y me fui a mi casillero sabiendo que debía concentrarme estas dos semanas en estudiar y prepararme para las finales de los concursos, y en volver a abrir la florería como le había prometido a mamá esta mañana. Quería empezar desde un principio, quería hacer las cosas bien. Me concentraría en enorgullecer a mis padres con la escuela, los concursos y el trabajo. Es lo que siempre debí de haber hecho. Había estado perdiendo mi tiempo queriendo jugar al niño rico, como si toda mi vida estuviera resuelta y mi única responsabilidad fuera una novia. Había sido tonto y soñador.

Así que, durante la siguiente semana, intenté no hablar con Eloína. No la miraba, y concentraba toda mi atención en la escuela, la florería y Emi. Ella resultaba una buena distracción. Sabía que no habría sobrevivido la ruptura con Eloína sin Emi, porque al menos tener a alguien a quien tomarle la mano, y que no quisiera separarse de mí, me recordaba a Eloína. Y sabía que estaba mal, pero en mi cabeza en veces parecía que estaba con Eloína. No podía evitarlo.

Y parecía lo mismo cuando estábamos en la escuela. No me acercaba a Eloína, ya ni siquiera le hablaba a sus amigas, pero aun así, pensaba en ella el día entero.

Mi AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora