Capítulo 51. Deseos.

18 3 0
                                    

En cuanto Jeff llegó, muy apenas y me miró, corría por el hospital para entrar al consultorio. Sólo le asentí en saludo cuando me miró por medio segundo antes de entrar a la clínica. Yo era un cobarde y no había entrado con mamá. Porque no podía escucharlo otra vez. No cuando creí que todo eso ya había terminado.

Pasé mis ojos por la sala de espera. Yo estaba solo. Eso era bueno, significaba que no había mucha gente hospitalizada.

Los segundos pasaban como minutos. Me intenté distraer en mi celular, pero no lograba concentrarme en nada.

Abrí mis mensajes, leyendo los viejos con Eloína. Deseando poder llamarla. Decirle lo que pasaba. Ella me había apoyado mucho en nuestro noviazgo, pero ¿a Eli que le importaba ahora? ¿Qué derecho tenía yo de irme a desahogar con ella cuando ya la había "sacado" de mi vida? Yo ya no era su problema.

¿Por qué? ¿Por qué mi primera reacción era llamar a Eli? Debía ser sólo costumbre, debía ignorar el impulso.

Y aun así, decidí que ya no tenía mucho a perder con ella ¿qué era lo peor que podía pasar si le mandaba un mensaje? ¿Qué me ignorara? ¿Qué me respondiera algo grosero? Quizás debía escuchar algo grosero de su parte para que se me quitaran las ganas de quererla mensajear a cada momento.

Alec: Sé que quizás ya ni siquiera somos amigos pero no sé a quién más llamar. Creo que el cáncer de mamá regresó.
Alec: Estamos en el hospital. No sé qué hacer.

Envié el mensaje y dejé el celular en mi bolsillo para no estar revisando cada cinco minutos en busca de su respuesta. Pensé en llamar a la mejor amiga de mamá, pero quizás era muy pronto. No sabía qué hacer, estaba muy ansioso ¿Cuánto más faltaba para que mamá y Jeff salieran? ¿ya les habían dado los resultados de los análisis?

-¡Alec! – Me exalté con el familiar llamado. Me puse en pie de un salto mirando a un lado, notando a Eloína en un corto vestido blanco, y unos tacones dorados corriendo hacia mí con dificultad por sus tacones. Me apure a ella extendiendo mis brazos para atraparla justo cuando pareció que tropezaría.

Me invadido su dulce aroma a vainilla, y la tibieza de su cuerpo entre mis brazos.

-Eloína... ¿Qué...que haces aquí? ¿Cómo llegaste? -Preguntaba aun inspeccionándola entre mis brazos confundido. Ella se acomodó el tacón y levantó la vista a mí.

-¿Qué has sabido de tu madre? -Preguntó con urgencia, pero aun acomodándose el zapato. Ni pude responderle por lo abrumador que fue el sentimiento de tenerla conmigo.

-Gracias...gracias por venir. -Apenas y pude decir.

-Es importante, ¿puedo ayudar en algo?

-No, no...yo...no sé qué podemos hacer. -Dije nervioso. Ella subió sus manos a mis hombros.

-¿Qué dijo el doctor? -Me preguntó calmante.

-No lo sé. Están...aún están dentro.

-¿El profesor Trey está con ella?

-Sí, llevan un rato ahí dentro, no puedo creer que viniste rayos te ves preciosa ¿estabas en una cita? -Pregunté horrorizado al notar lo preciosa que se veía en ese corto vestido blanco. Ella hizo una mueca y asintió un poco. Di un desanimado suspiro soltando su cuerpo al notar que aun la tenía entre mis brazos.

-No entiendo qué estoy haciendo mal. –Me volví a ir a sentar.

-¿De qué hablas? -Preguntó ella suavemente, siguiéndome para sentarse a mi lado.

-Estaba siendo un completo idiota, un mentiroso, presumido, vanidoso, pero eso me dio todo lo que quería, la escuela, el auto, a ti, la salud de mamá. Y justo cuando decido hacer las cosas bien, lo pierdo todo.

Mi Alecحيث تعيش القصص. اكتشف الآن