Capítulo 3. La estudiante bonita

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Cuando dieron las cuatro y media, me fui con Jeff a casa. Ahí estaba mamá sentada en el comedor haciéndole las uñas a alguna clienta. Ella había trabajado en un salón de belleza como estilista y manicurista, pero como se había ido por tres semanas a Texas a sus quimioterapias, y tendría que regresar el mes siguiente, ya no trabajaba en el salón y había estado atendiendo clientas en la casa de Jeff en la que habíamos estado viviendo por medio año. Se suponía que mamá y Jeff se casarían y luego viviríamos juntos en su casa, pero como se habían venido tantos gastos por el cáncer de mamá, y ella había tenido los ánimos tan bajos, se había pospuesto la boda, pero Jeff había insistido en que ya nos mudáramos con él. Ambos nos sentíamos más seguros con mamá teniendo dos personas para cuidarla, y una casa más bonita y cómoda que la pasada casa que también usábamos de negocio antes.

-Cielo ¿Qué tal tu primera semana en Hawtz? -Mamá me preguntó emocionada.

-Ah...bien, mamá. -Respondí de camino a las escaleras para no interrumpirla con su clienta.

-Buenas tardes. -Saludó Jeff a la mujer, quien asintió amablemente. -¿no tienes hambre, amigo? -Preguntó él al verme subiendo. Yo sí tenía, pero me sentía incómodo con la clienta.

-Ah...como en un rato. -Dije antes de terminar mi camino arriba.

-Ya casi termino con Ronnie. -Dijo Rose a Jeff conociéndome lo suficiente para saber que no quería estar cerca de una extraña.

-No hay problema. -Asintió Jeff siguiendo su camino a la cocina.

Yo llegué directo a mi escritorio para ahora empezar con toda la tarea del fin de semana. Jeff me subió un plato de cacahuates a mi habitación sólo para aguantar hasta la hora de la cena.

Durante toda la noche, mamá no dejaba de preguntarme cosas de Hawtz. Ella estaba tan emocionada como yo, pero a mí me daba miedo alegrarme mucho, o animar demasiado a mamá con lo genial que era mi nueva escuela, porque sabía que el director me odiaba, y podría encontrar cualquier pretexto para correrme. Yo sabía que Samuel había logrado convencerlo sólo por mis buenas calificaciones. Temía que, si no ganáramos el concurso de matemáticas, Richard pensaría que no le era de utilidad y me correría de su escuela.

Así que todo el viernes en la noche me apuré a terminar la tarea del fin de semana para tener sábado y domingo para estudiar y prepararme para el concurso de matemáticas. Como Hawtz me quedaba lejos de la florería de mamá y salía mucho más tarde que en la escuela pública, habíamos decidido que ahora sólo abriría los fines de semana. Así que ahí estuve de nueve de la mañana a nueve de la noche atendiendo clientes y estudiando matemáticas.

El lunes regresé a Hawtz con la misma emoción de la semana pasada. Me seguía pareciendo la mejor escuela en el mundo.

-Buenos días. -Escuché la muy familiar voz de Emi, justo cuando me había estado preguntado donde podría estar ella. Me di la vuelta.

-Buenos días. -La saludé notándola tan bonita como siempre.

-Creí que estarías con Ángelo, creo que fue a buscarte. -Me dijo ella señalando el pasillo por el que yo recién había salido.

-Ah...no, no creo. No lo vi. -Dije dudoso, pero me apuré a regresar mi atención a ella inmediatamente.

-¿Qué tal tu fin de semana? -Me preguntó ella parándose a mi lado para ambos seguir camino a su casillero.

-Bien, estuvo normal ¿Qué tal tu fin de semana? -Quise saber.

-Oh también todo normal. Extraño a mi hermana. -Aseguró ella. Y yo casi estaba seguro de que en realidad quería decir "extraño a Axel", pues ellos habían sido inseparables desde niños. A ella se le dificultaba eso de tenerlo estudiando en otra ciudad. Sentía que incluso se había vuelto más seria desde que él se había ido.

Mi AlecWhere stories live. Discover now