Capítulo 15. Un empujón.

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Ángelo se tardó un rato despidiéndose de Dylan afuera de la casa de Melanie. Mientras tanto, yo lo esperaba en su auto ya prendido y con tenía mis manos en el volante. Fingía que veía enfrente, pero en realidad no pensaba en nada más que en Eloína sentada a mi lado, en el asiento de copiloto. Ella también miraba enfrente, pero dio un suspiro y se giró hacia mí por lo que la miré también.

-¿La pasaste bien en la fiesta? -Me preguntó.

-Sí. -Dije yo ya bajando mis manos del volante. -¿tienes frio? -Me apuré a subir la calefacción, aunque fuera el auto de Ángelo.

-Gracias. -Sonrió ella. Di algo, Alec. Piensa en algo.

-Me gustó el libro que me recomendaste, El retrato de Dorian Gray. Estuvo interesante, pero lo que más me gustó fue la forma en la que está escrito. Es fácil de entender, y me gusta como describe la belleza de la gente. El escritor debió haber sido un hombre muy observador.

-¿Ah sí? -Pregunté sorprendido por su análisis al leer. Comúnmente la gente se concentraba sólo en la historia, no la forma en la que era narrada.

-Sí. Era un fanático de la belleza. -Dijo ella.

-Le agradarías entonces. -Se escapó de mi boca... ay no.

-¿Tú crees? -Preguntó más interesada.

-No sé...-Dije yo deseando no haber abierto mi boca. Ella me miró en silencio unos segundos y finalmente sonrió y miró su regazo nada más.

-Bueno yo te iba a pedir si me...si me podías ayudar a encontrar otro libro en la biblioteca, porque ya terminé ese.

-Sí. Claro. -Me apuré a decir. Ella me sonrió.

-Gracias...-Susurró. Pero ya no dijimos nada porque Ángelo llegó abriendo la puerta de atrás.

-Finalmente. -Dije yo en lo que Ángelo subía.

-¿Qué? Les estaba dando tiempo para besarse. -Dijo él al cerrar su puerta. Me estremecí de inmediato.

-No lo escuches, está borracho. -Me apuré a decirle a Eloína, quien sólo me sonrió pareciendo insatisfecha. Asintió.

Di un suspiro. Ángelo la iba a alejar de mí si la seguía poniendo incomoda. Pero debía perdonarlo porque sabía que él quería ayudarme, y si ahora estaba hablando de más era porque estaba borracho.

-¿Todo bien allá atrás? -Previne mirando sobre mi hombro.

-Todo bien. -Dijo Ángelo recostándose en su asiento. Le asentí. Él cerró los ojos y yo miré a Eloína, quien también lo miraba sobre su hombro.

-Creo que se durmió...-Me susurró ella.

-Se desmayó. -Corregí. Ella rio un poco asintiendo. Empecé camino a su casa. No dijimos nada. Y sólo diez minutos después yo ya estaba por la casa de Ángelo.

-¿Cuál es tu casa? -Pregunté a Eloína.

-Ah puedes estacionar el auto en casa de Ángelo si para allá van. Yo puedo caminar a mi casa, es literalmente la de al lado. -Decía Eloína señalando la casa que seguía de la de Ángelo.

-No ¿Cómo crees? Te dejo frente a tu casa. -Le dije pasándome de largo la casa de Ángelo.

-Ah gracias, no era necesario. -Decía Eloína. Apagué el auto al quedar frente a su casa.

-Está oscuro, te acompaño a tu puerta. -Propuse. Ella sonreía, asintió sin dudar.

-Gracias, Alec. -Susurró. Me apuré a bajarme, pero no llegué a tiempo a su puerta, la abrió antes de que yo llegara haciéndome suspirar desanimado, pero le sostuve la puerta en lo que salía y la cerré tras de ella.

Mi Alecحيث تعيش القصص. اكتشف الآن