Capítulo 7. El nuevo amigo.

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Siempre era muy organizado para la escuela. Empacaba todos los libros, cuadernos, y utensilios que necesitaría para mis clases diariamente.

-Hoy vamos bien preparados. -Me dije a mí mismo al agregar en mi mochila la primera novela que había leído.

Todas las mañanas veía a la bonita alumna del grupo B, y sabía que quería hablarle. Pero no sabía cómo hacerle conversación, así que pasé una hora entera practicando en mi cabeza lo que le diría cuando la viera.

-Hola Eloína, buenos días. Me quedé pensando en lo que dijiste ayer sobre recomendarte un libro, te traje mi favorito...de nada. -Decía yo en voz baja frente al espejo de mi baño cuando terminaba de lavarme los dientes.

-¿Alec? -Escuché a mamá llamándome desde abajo. Di un nervioso respiro apurándome a bajar las escaleras.

-Te veo en la tarde. -Dije al pasar a su lado dando un beso en su mejilla.

-Ten en un buen día, cielo. -Me dijo ella sonriendo.

-¿todo listo, amigo? -Me preguntó Jeff. Le asentí sintiéndome un tanto avergonzado, presintiendo que podían leer mi mente y sabían lo que había estado pensando toda la hora en la que me arreglaba y desayunábamos.

-A ti se te olvida esto, mi amor. -Rio mamá entregándole su almuerzo a Jeff quien asintió de acuerdo y ambos salimos de la casa.

Llegando a Hawtz, me apuré a mi casillero, y sonreí al notar a Eloína mirando justo hacia la entrada del pasillo por la que yo iba entrando. Se había rizado las puntas de su largo cabello castaño oscuro, usaba un brillo labial diferente y me sonrió de inmediato.

-Alec, buenos días. -Saludó ella.

-Buenos días. -Dije acercándome a ella.

-Quería...

-Me quedé pensando...-Dije al mismo tiempo que ella había dicho algo. -Perdona ¿Qué decías? -Pregunté de inmediato, pero ella negó.

-No, nada ¿me ibas a decir algo? -Preguntó dando un paso más hacia mí.

-Ah...ya se me olvidó que era. -Admití.

-Oh...-Dijo ella. -¿No era algo sobre...el baile, quizás? -Preguntó ella ¿Qué baile?

-Era sobre ¡ah! Ya me acordé. Te traje un libro. -Dije apurándome a bajar la mochila de mi espalda.

-¿Un...libro...? -Preguntó ella menos sonriente. Quedé quieto.

-¿es mala idea? -Apenas entendí. Ella me miraba confundida, pero sonrió un poco.

-¿Me trajiste un libro a mí? -Preguntó recuperando esa sonrisa y dulzura en su expresión. Me sentí más tranquilo. Asentí apurándome a sacar mi vieja copia de Frankenstein.

-Porque me ibas a compartir de tus galletas ayer, gracias. -Le dije yo. Hizo una mueca.

-Apenas y las probaste. -Dijo ella. Me encogí de hombros.

-Me encantaron. Gracias por compartirlas. Dijiste que querías empezar a leer. Esta fue la primera novela de verdad que leí. Creo que es buena para empezar. -Le dije entregándole el viejo libro. Ella sonrió aceptándolo. Miró la portada. -Ah está un poco vieja porque me la regaló mi padrastro cuando cumplí ocho años, y la he releído algunas veces entonces...se ve más vieja de lo que es por el uso. -Dije de pronto notando la copia cada vez más vieja en sus manos.

-¿Ocho años? -Preguntó Eloína sonriente. La miré a la cara de inmediato. Era tan bonita que casi no podía respirar en su presencia. Asentí. Ella bajó la atención al libro que hojeó rápidamente.

Mi AlecМесто, где живут истории. Откройте их для себя