Capítulo 29. El Audi

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Samuel me había dejado el auto estacionado en primera fila de la escuela. Y había sido fácil abrirlo y subir con la llave electrónica. Ángelo estaba tan impresionado con el lujoso auto que de inmediato fue a llamar a Laurence y Sebastian para que vieran "mi" auto. Le sacaron fotos, pero fueron Emi y Dylan las que se subieron con nosotros para ir a dar una vuelta por la ciudad.

Yo no podía creer que estaba conduciendo un auto como ese. Y aunque Ángelo iba a mi lado, no podía evitar imaginarme a Eloína y a mí. Me sentía como un verdadero estudiante de Hawtz, con mi prestigiada escuela, elegante uniforme, novia bonita, amigos ricos, y ahora un auto de lujo.

-Mi vida es perfecta. -Le susurré a Ángelo que incluso rio asintiendo.

-Eres un maldito suertudo. -Me dijo él antes de mirar sobre su hombro para preguntarle algo a su novia que iba tras de nosotros.

Llegando a la escuela, le mandé un mensaje a Eloína para reunirme con ella a entregarle la bebida que le había comprado por autoservicio con mis amigos.

-¿Entonces es verdad que este es tu auto? -Reía ella recargada en el escritorio de la oficina de Jeff. Me mostraba una historia de Instagram de su amiga Whitney que yo ni había notado cerca de nosotros cuando le mostraba el auto a Laurence y Sebastian.

-Enserio que sí. -Dije aun sin creerlo. -Me lo regalaron por la competencia de matemáticas. -Le conté lo que en realidad era verdad.

-Bueno lo mereces, mi amor. Estuviste impresionante el viernes. -Dijo ella emocionada.

-Pero ahora enserio tengo que ganar el campeonato nacional. -Dije nervioso con eso, pero Eloína le restó importancia con un movimiento de mano.

-Vas a ganar. -Dijo como si fuera tan fácil. Dio un sorbo más a su malteada.

-Uy Alec es tardísimo, se supone que sólo fui al baño, ya llevo diez minutos aquí contigo. -Rio ella al notar la hora. Sonreí y asentí un poco. Se apuró a dar un beso en mi boca.

-Te amo ¿sí? -Susurró haciéndome atraparla en mis brazos más fuertemente ¿Cómo esperaba que la dejara ir después de esas palabras?

-¡Alec! -Rio intentando escabullirse de entre mis brazos, pero opuse fuerza y me acerqué a dar varios besos en su sien y mejilla.

-Te amo también. -Le dije bajo, y aun riendo se soltó de mis brazos.

-Okey te veo en el almuerzo.

-En donde siempre. -Asentí. Así que no volví a verla en unas cuantas horas hasta que fue la hora del almuerzo. Yo usé mi tarjeta de Hawtz para comprarnos unos subways y empecé camino a las alejadas gradas de la pista de atletismo.

Eloína ya me esperaba sentada en lo más alto.

-Eli, no todos somos atletas con tu excelente condición. -Me quejé casi sin aire cuando por fin llegaba al área más alta de las gradas. Ella había tenido la atención en su celular, pero sonrió bajándolo de inmediato. Me extendió ambos brazos, así que me apuré los últimos escalones. Le entregué la bolsa de sándwiches creyendo que eso era lo que quería, pero ella la dejó a un lado de inmediato apurándose a volver a extender los brazos a mí por lo que sonreí agachándome para abrazarla.

-¿Cómo estuvo tu mañana? -Le pregunté bajo. Ella dio un suspiro y se alejó.

-La escuela normal, pero me acabo de enterar de algo muy raro. -Me dijo ella poniéndose más seria.

-¿Qué? -Pregunté acercándome más interesado por su seriedad.

-Un amigo...le pasó un accidente, dicen que...que fue muy peligroso. -Dijo ella.

Mi AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora