Decisions in impulsive moments

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Una vez que llegaron a la mansión Wednesday intentó despertar sin éxito a una rubia que dormía plácidamente en su hombro.

— Enid... despierta...

— Mm... ¿qué...? —la rubia abrió un poco los ojos mirando a todos lados— ¿en dónde estamos...?

— Ya llegamos. —respondió Wednesday con una voz seria pero intentando no demostrar que estaba enojada.

Enid frotó sus párpados, el sueño aún seguía presente.

— Oye... ¿Y de quién son esas bolsas?

— Son tuyas, compraste un montón de cosas, ¿No lo recuerdas?

— Oh cierto...

— Estas cansada, será mejor que entremos de una vez. —exclamó la pelinegra dirigiendo su mirada a Enid que solo asintió con la cabeza.

Wednesday fue la primera en salir pensando que Enid la seguiría pero su cuerpo terminó cayendo en el asiento debido al cansancio que sentía.

A regañadientes tuvo que sacarla de la limusina y como esta no podía mantenerse en pie tuvo que acomodarla en su espalda para de esa forma cargarla, se sentía como en esas películas románticas en donde siempre tenía que aparecer una escena cliché acompañada de una canción de fondo. 

Pericles que ahora se encontraba en la sala comiendo unos snacks pudo presenciar dicha escena sin que su hermana lo notará o lo terminaría asesinando.  Ya de por sí lo odiaba.

— "Lo que hace el amor". —pensó el joven llevándose una papa frita a la boca.

— "No puedo creer que este haciendo esto" —la pelinegra jamás pensó estar en dicha situación aunque, no es como si no lo estuviera disfrutando.

Dedos iba detrás de ella, intentando no ser visto por esta. La mano incluso pensaba que Wednesday debería ser más agradecida, ya que, estaba cuidando a su futura esposa de cualquier imbécil que intentará hacerle daño, era como un guardaespaldas.

Por otra parte, la pelinegra logró abrir la puerta sin tanto problema, y una vez dentro con mucho cuidado fue acostando a la que ahora era su huésped en su dichosa mansión.

— No pensé que tenías el sueño tan pesado. —dijo Wednesday terminando por arroparla con la intención de ir a su habitación.

Se acercó a la puerta y antes de marcharse miró por última vez a la rubia que ahora parecía un cachorrito durmiendo entre las sábanas, esto hizo que sonriera.

— "Descansa Enid"

Cerró la puerta y suspiró aliviada, no podía seguir un minuto más con ella porque de la nada empezaba a sentir como su corazón palpitaba fuertemente. Seguía siendo  vulnerable ante ella.

Se tiró una cachetada, no podía dejarse llevar por sus impulsos, apenas y estaban intentando retomar la confianza que había entre ellas. Incluso pensando en retomar su relación pero tenían que ir lento, esa era la clave para hacer que funcione.

Decidió mantener su cerebro ocupado en las tareas que tenía que resolver, por lo que, entró a su habitación y de sus cajones sacó algunas hojas para empezar con sus ejercicios de matemáticas.

Por otra parte Enid empezó a despertarse de a poco en cuanto escuchó pequeños pasos sobre el piso de madera, al momento de abrir los ojos se dio cuenta que ya no estaba en la limusina y que ahora visualizaba unas paredes de un tono sombrío.

— ¿Cómo rayos llegué aquí? —se dijo para si misma colocando sus manos encima de la cama y sentándose para intentar recordar como había llegado a su habitación.

Everlong - wenclairNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ