You don't need to hide

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"Cuando llegué a Nevermore por primera vez pensé que no haría amigos, bueno, mi misión nunca fue hacer amigos, pasaría aquel año escolar sin entablar ninguna amistad pero, no pude evitar encariñarme con aquel niño abeja, Eugene, ese era su nombre.

Después de todo lo ocurrido con Tyler y la maestra Thornhill, no volví a saber nada de nadie, ni siquiera de Eugene, intenté buscarlo en esa red social llamada "facebook" pero nada, era como si la tierra se lo hubiera tragado. Fue el primer amigo que hice y ni siquiera pude despedirme bien de el"

Wednesday se encontraba en la sala, bebía un poco de su café, el sabor era amargo, tal como a ella le gustaba. Toda la mañana había estado pensando en Eugene, suponía que sus madres habían decidido sacarlo de Nevermore, es por eso que cuando ella regreso, no lo volvió a ver.

— Bueno, supongo que la vida es así. —la pelinegra le dio un último sorbo a su café— dedos, ¿Qué tenemos para hoy?

La mano hizo una seña apuntando a las escaleras, Pericles iba bajando junto a su madre.

— Volveré temprano, no te preocupes madre. —respondió Pericles con una sonrisa

El joven Addams tenía lista su mochila, era otro día en el que partía a sus clases.

— ¡Que te vaya muy bien! —Morticia veía como su hijo ya se iba en la limosina.

— Aún es extraño imaginarlo con ese grupo de adolescentes "normales"  —susurró la pelinegra.

— Buenos días querida. —Morticia saludó a su hija— ¿La pasaste bien con tu amiga?

— Si, todo estuvo bien...

— Eso me alegra, por cierto, hoy vendrá Emily

— ¿Cómo?

— Ayer hablé con ella y me dijo que seguirías con tus sesiones pero esta vez, podrías hacerlas en casa.

— ¿Y por qué no lo consultaste conmigo?

— Wednesday tu estabas ocupada, no quería interrumpirte.

— Bueno. —suspiró Wednesday, no le caía mal su psicóloga pero se sentía nerviosa de tan solo pensar que la tendría cara a cara, después de la mentira que le dijo.

— "Emily no es una mala persona, no creo que siga molesta hasta ahora, ¿verdad?" —pensó la pelinegra.

Mientras tanto en Nevermore las clases ya habían comenzado, para suerte de Enid y Yoko la profesora había dado un día más para que todos puedan entregar su informe.

— ¿Entonces, nos reunimos en tu habitación o en la mía? —preguntó la rubia mientras dibujaba algunos garabatos en su libreta.

— Creo que sería mejor en la tuya, no he tenido tiempo de ordenar la mía. —Yoko acomodó sus lentes.

— De acuerdo, entonces lo haremos en la mía.

— Eso sonó raro...

— ¡Eres una malpensada!

Yoko empezó a reír sintiendo un suave golpecito en el hombro por parte de su amiga.

Las clases por fin habían finalizado, la rubia le pidió a Yoko que por favor le guardé su asiento ya que iría al sanitario.

Enid lavaba sus manos, se miro un rato en el espejo, su cara se veía pálida y tenía un poco de ojeras. Paso sus dedos por su clavícula, había estado comiendo pero no lo suficiente. Termino por mojarse la cara y arreglar su cabello saliendo por fin del sanitario.

La rubia a veces sentía que algunos de sus compañeros se la quedaban observando pero con morbo, no era algo nuevo para ella, hace tiempo un chico se le había declarado en medio de la clase, fue vergonzoso e incómodo tener que rechazarlo en ese mismo momento.

Everlong - wenclairWhere stories live. Discover now