Everlong - wenclair

It's so hard to stop the rain

Enid se levantó con un fuerte dolor de cabeza, frotó sus párpados notando que ahora se encontraba en su habitación.

— Por fin despertaste.

— ¿Qué pasó...? ¿En dónde están los demás?

— Se fueron a descansar, aunque probablemente estén vomitando en sus respectivas habitaciones. —bromeó Xavier— tu te desmayaste, ¿No lo recuerdas?

La rubia movió la cabeza de un lado a otro.

— ¿Comiste algo el día de la fiesta?

— No...

— Bueno, esa es la respuesta del porque te desmayaste.

— No quiero hablar de eso ahora... — respondió Enid colocando ambas manos en su cara— solo quiero descansar.

— Está bien. — Xavier entendía el porque su amiga no quería hablar del tema de su TCA aunque seguía sintiéndose culpable por no saber como ayudarla— por cierto, Wednesday te estuvo llamando.

— ¡¿Qué?!

— Si... estuvo llamando, es muy insistente al parecer. Tuve que contestar yo y explicarle lo que había pasado. Y recibí como mil insultos por parte de ella.

— Lo siento Xavier...

— No, no es tu culpa. Se preocupa demasiado por ti. —Xavier sacó de su bolsillo el celular de Enid que lo habían guardado para entregárselo en el momento que despertará— ten, será mejor que le llames ahora.

El pelilargo se despidió de su amiga para que está tuviera un momento de privacidad con su novia.

Mientras tanto Wednesday se encontraba ordenando su habitación junto a Dedos, que había sido el primero en enterarse (por parte de su familia) que salía con la joven lobo.

— No quiero que mi madre se enteré, aún no. —respondió Wednesday— muchos menos el imbécil de mi hermano. Ya sabes lo que te pasará si dices algo, ¿verdad?

La mano asintió con miedo y se escondió en unos de los cajones, Wednesday solía amenazarlo diciéndole que lo torturaria de por vida.

— Creo que ya lo sabes. —la Addams se acercó hasta la mesita de noche para tomar su celular, tenía una llamada perdida por parte de Enid que no había escuchado ya que esta vez su celular se encontraba en modo avión.

Marcó el número de la rubia esperando a que está le contestará.

— ¡Willa! pensé que estabas ocupada y por eso no contestabas...

— Hola Enid, lo siento, no escuché tu llamada y estaba ordenando un poco mi habitación pero, ahora podemos hablar.

— Xavier me dijo que estuviste llamando varias veces...

— Ese idiota... ¿Te dio de beber mucho? ¿o fue Yoko?

— No... no es culpa de nadie. Ni siquiera bebí mucho.

— ¿Entonces por qué te desmayaste?

— No lo sé... ni siquiera lo recuerdo, solo desperté y estaba en mi cama.

La pelinegra suspiró y recordó que mientras insultaba a Xavier por teléfono, el trataba de explicarle que tal vez su desmayo se debía a su falta de alimentación. Ni siquiera en la fiesta probó un bocadillo porque todo eso tenía calorías.

— Enidnie, tal vez tu padre pueda ayudarte, puede llevarte a una clínica de rehabilitación para personas con TCA.

— ¿Por qué ahora hablas sobre eso?