Terapia #6

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Espero que les guste~

Nota: Wukong no es malo pero parece el tipo de personaje que cree que la terapia funcione y no sabe que hacer con los cambios de aquellos que son cercanos a él

Wukong no va a negar que no confía en esa cosa que los mortales llaman "terapia". No cree que estar en una habitación con un desconocido y hablar ayude, ni siquiera entiende cual sería el punto de algo así. Hablar de las cosas malas solo las trae de vuelta, es como abrir una herida y tirarle sal encima sin necesidad alguna. No cree que sirva.

Así que cuando su sucesor anuncia que va a ir a terapia, no puede evitar estar en desacuerdo. No se puede ignorar que a MK no le está yendo bien, a estado presente en uno de sus ataques de ansiedad y sabe que es malo, así que cree que hablarlo solo podría empeorarlo.

-¿Estás seguro, Kid?- quiere decirle que es una mala idea, que lo mejor que podría hacer es ignorar el problema hasta olvidarlo y mirar hacia el frente con la sonrisa más grande posible pero hay miradas fijas en su nuca, los amigos del menor amenazándolo en silencio. Lo van a apuñalar con una espada si dice lo que ellos no quieren y decide, por una vez, mantener la boca cerrada.

-Estoy dispuesto a intentar- MK tarareo, luciendo pensativo. -Aiko me gusta y espero que ella pueda ayudarme a...sentirme mejor- esta esperanzado y el mono decide que no dirá nada. No cree que sirva pero el chico lo que menos necesita es un comentario negativo y simplemente le sonríe, dispuesto a apoyarlo.

El cambio de MK es notable y positivo. Su gran sonrisa y ojos brillantes se pueden ver más seguido, su entusiasmo y felicidad están regresando lentamente, aunque también pone algunos límites. Su entrenamiento juntos es cortado a una vez a la semana y ya no lo visita tan seguido, diciendo que la tal Aiko le recomendó hacer un espacio para si mismo en la semana.

Duele un poco pero MK esta mejorando, en especial con la presencia de esa gata que decidió adoptar.

No mucho después, Macaque también empieza a a cambiar. Su postura cambia y se ve más relajado, como su un gran peso se hubiera quieta de sus hombros. La ira ardiente y notable en sus ojos cuando se miraban esta tenue, no completamente apagada pero si luciendo como una ligera chispa que amenaza con desaparecer en algún momento. Su sonrisa es más genuina, luciendo feliz de una manera muy nueva. El sarcasmo en sus comentarios es más suave, convirtiéndose en burlas ligeras, sin malas intenciones detrás. Parece haber avanzado y eso estaría bien, si no fuera que el dios se siente ignorado.

Macaque no lo evita en realidad pero tampoco hace amague de acercarse. Ya no contesta bruscamente ni lo insulta a la mínima provocación, simplemente lo mira de reojo, como si no fuera nada, y se aleja, decidiendo que no vale la pena al parecer.

-¿Qué rayos sucede contigo?- Wukong lo encara. Hay una molestia en el fondo de su mente que solo se hace más notable mientras más el otro lo ignora y quiere que se detenga.

-Me canse- lo mira a los ojos y eso toma al dios por sorpresa. -Me harte de ahogarme en ira y resentimiento, me harte de dejarte afectar mi vida como el maldito parásito que eres...- no es brusco cuando lo empuja y aun así, el dios tropieza, sin saber como sentirse. -...y decidí seguir adelante, aprovechar mi segunda oportunidad al fin- es lo último que dice antes de alejarse y dejarlo allí, atónito, con una maraña de sentimientos retorciéndose en su interior. 

Lo espía como un maldito acosador, aunque así es la única manera en la que  lo que ve entrar al consultorio. No entiende quien y como convencieron a alguien como Macaque para asistir a terapia pero siente curiosidad. Aiko debe ser muy buena para haber ayudado a alguien tan terco como el domador de sombras y quizás eso es lo que lo impulso a colarse. 

Ella luce como una simple mortal más, mirándolo con confusión y al mismo tiempo, exigiendo una respuesta acerca de su repentina presencia allí. Ni siquiera luce sorprendida o asombrada.

-¿Puedo ayudarte en algo, Sun Wukong?- enarco una ceja, cerrando firmemente la libreta en su regazo, aferrándose sutilmente pero él no tiene idea de que decirle. Actuó por impulso para variar y ahora que esta frente a ella, su mente esta en blanco. Hay una parte que quiere agradecerle por el cambio positivo en MK y Macaque, aunque la otra parte quiere gritarle sin razón. Se siente en conflicto. -¿Tienes problemas?- Aiko se relajo apenas, sin bajar del todo la guardia. -Hablar puede ayudar mucho más de lo que crees- se cruzó de piernas, acomodándose en su asiento. -¿Te gustaría intentar?- y por alguna razón, eso lo molesta, su pelaje erizándose al mismo tiempo que un destello dorado cubre sus ojos.

-Soy un dios...- gruñó, mostrando los colmillo antes de poder evitarlo, pero ella simplemente lo mira, casi fría y sin impresionar. -...no necesito ayuda- esta dispuesto a irse por donde vino, queriendo golpearse a si mismo por actuar sin pensar.

-No siempre fuiste un dios- eso lo hace detenerse en seco, tieso, sin haber esperado que la mujer le dijera algo. -Recuerdo tu historia, la leí. Eras un demonio, salido de una piedra extraña que apareció de la nada, criado ente monos antes de decidir que esa no era la vida que querías. Luchaste por ser lo que eres ahora, te llamaste a ti mismo "dios"...- tarareo, satisfecha al ver que él aun no se había ido. Podía notar el movimiento brusco de su cola, su orejas agitándose apenas en una clara señal de que estaba escuchando. -...pero ser un dios no te hace exento a los errores. Lo que hiciste, ya sea con buena o malas intenciones, tienen consecuencias...- los puños del mono se aprietan con fuerza. -...y estos pueden afectarte, sin importar cuanto intentes ignorarlo-

-¿Qué rayos quieres decir con todo eso?- solo entonces se voltea a verla, gruñendo ligeramente con cada palabra pero sin poder ignorar del todo la verdad de lo que ella dice.

-Eres inmortal, has tenido una larga vida y aunque no puedo confírmalo, creo que no todo fue tan lindo como quieres hacerlo ver- lo miro. -Ignorar los problemas, fingir que no existieron o que tu estabas en lo correcto mientras todos los demás se equivocaban no te va a ayudar. Eso solo te vuelve ciego...- sonrío. -...¿no lo crees?-

-Eres solo una charlatana- tiene intención de molestarla pero ella simplemente ríe.

-Quizás- tarareo. -¿Quieres darle una oportunidad a esta charlatana?- hizo un gesto hacia el sillón que tenía en frente, con algo más amable y suave brillando en sus ojos. Wukong se queda allí parado por unos minutos y pronto, su cuerpo se mueve por cuenta propia, avanzando con pasos cuidadosos antes de sentarse lentamente en el sillón, ignorando como este se hundía ligeramente bajo su peso.

La odia. Ella suelta verdades en su rostro sin problema y lo obliga a darse cuenta de sus errores pero aun así, vuelve cada semana, teniendo la sensación que a atrasado eso por demasiado tiempo.

Él también quiere mejorar.

~Monkie Kid~ 6️⃣Where stories live. Discover now