Daño #2

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Espero que les guste~

Nota: ¿Qué sucede luego?

Para Pigsy, se suponía que debía ser solo un día común y corriente, uno que cambio por completo cuando salió a sacar la basura y se encontró con un niño pequeño acurrucado al lado de su basurero. Su sorpresa se convirtió rapidamente en horror puro al verlo mejor, cubierto de barro, con una herida tan grande en su pequeño rostro que lo manchaba de sangre y lagrimas saliendo que solo empeoraban el desastre. Rompió su corazón verlo tan aterrado, como si se hubiera encontrado con el monstruo de sus peores pesadillas y no tuvo otra más que huir en cuanto se dio cuenta que no tenía oportunidad alguna.

Uso esas el truco que a Sandy siempre le funcionaba con los callejeros, mantenerse amable y extendiendo una mano para darle la oportunidad de elegir por su cuenta, agradecido cuando el niño básicamente se abalanzo para abrazarlo, sus pequeñas manos temblando mientras se aferraba a su ropa y luciendo como si quisiera esconderse en su hombro, durmiéndose en algún momento en su camino al hospital más cercano.

Incluso en la extraña situación, no puede negar que la sensación de vacío que no sabía que tenía se completo de repente en cuanto lo acomodo entre sus brazos, solo para volver mucho más notable en cuanto los doctores se lo llevaron apenas los vieron.

No lo dejaron visitarlo, no era familiar ni nada por el estilo, pero eso no significaba que el niño se hubiera desvanecido de sus pensamientos. No podía evitar preguntarse si estaba bien, si se estaba recuperando, si lo estaban tratando bien, si ya tenía buenos padres o siquiera amigos. Estaba preocupado y estar solo con sus pensamientos no lo ayudaban, dejándolo despierto hasta tarde, sin dejarle de darle vueltas al tema.

Pigsy tiene que admitirse, a si mismo al menos, que empezar el proceso de adopción es una idea poco pensada y muy precipitada, una que no medito del todo hasta que se lo comento a su amigo de manera distraída.

-¡¿Hiciste qué?!- Tang lucia escandalizado y sinceramente, el demonio no podía culparlo, no ante la bomba que le había lanzado de manera repentina. -¡Pigsy!- lo llamo, casi ofendido cuando él desvió la ligeramente la vista.

-Ya sé, ya sé. Ni siquiera lo pensé...- se encogió de hombros, ligeramente divertido por la situación a pesar de todo. Usualmente pensaba antes de tomar cualquier decisión, viendo los pros y los contra, temiendo siempre arriesgarse y poder perder todo lo que había ganado con tanto esfuerzo pero esta vez, actuó por instinto. -...pero no voy a retroceder ahora. Ya empecé y voy a seguir-

-Si así lo decides- el de anteojos termina por sentarse. No del todo tranquilo pero tampoco dispuesto a indagar demasiado porque podía ver la decisión brillar en los ojos ajenos y su puro entusiasmo, algo que no había visto desde hace mucho tiempo. -¿Eso significa que podre ser "papá"?- y ahora esta emocionado. No va a tener hijos propio y tampoco cree que sea elegido para ser padre adoptivo pero si su mejor amigo tiene un hijo, es su mejor oportunidad.

-Tendrás suerte si te presento como su tío- bufo y sonrío al escucharlo quejarse, enumerando razones por las cuales seria una gran figura paterna, pero no le presta mucha atención, contento y satisfecho de saber que tiene el apoyo de su amigo.

Los días pasan y no puede luchar contra la ligera ansiedad que se remueve en su interior, algo que crece por momentos y luego se tranquiliza mientras termina de arreglar el otro cuarto en su pequeño departamento. Esta muy entusiasmado con la idea de tener un hijo, de poder darle a ese pequeño que encontró tan herido la mejor vida que pudiera, de poder verlo crecer y madurar.

Todo aquello se vuelve euforia y felicidad cuando lo llaman un día para avisarle que el pequeño estará en su casa pronto.

Le hablan de lo que sucedió luego de dejarlo en el hospital. Qi Xiaotian, nombre que el sistema había decidido ponerle ante la falta de documentación, es básicamente un niño salido de la nada. No tienen idea de donde viene, en donde nació y tampoco tienen pistas de quienes podrían ser sus padres. Parece haber sido atacado, el corte luciendo demasiado limpio para haber sido de un animal salvaje al parecer, con el ojo afectado de manera permanente. Se pregunta que clase de loco atacaría a un niño.

-Por aquí, señor- se sobresalta ante la voz y se levanta, tragando en seco mientras sigue a la mujer, limpiando las palmas de sus manos contra su pantalón, nervioso y ansioso al mismo tiempo, aunque eso no evita que sonría ligeramente al verlo a lo lejos. Esta sentado, al parecer coloreando, lejos de los demás niños que juegan y gritan.

-Hey, chico- esta aliviado de verlo. Se ve bien, menos pálido y con un poco más de peso, vestido con ropa ligeramente grande, con ese gran parche medico bien atado para cubrir su herida por el momento y ya esta haciendo una lista para comprar más en caso de emergencia porque le advirtieron que podría intentar rascarse. No espera ser reconocido, no realmente, pero puede notar como el ojo negro ajeno brilla cuando lo ve, levantándose de su lugar para acercarse y abrazarlo, aferrándose a su ropa como la primera vez y apoyándose en su hombro.

Se siente completo nuevamente.

~Monkie Kid~ 6️⃣Where stories live. Discover now