Terapia #7

294 52 22
                                    

Espero que les guste~

Nota: Supongo que este es el final de "Terapia"

Nota-2: Ahora que termine esto, no sé con que continuar xD

Aiko siempre se siente orgullosa de sus pacientes. Ir con un desconocido, revelar tus problemas y estar dispuesto a aprender de sus errores es algo admirable, sin importar que tontos pudieran ser sus conflictos o que tan simples, se necesitaba valor para decidir que se necesita ayuda y estar dispuesto a buscarla.

Así que esta orgullosa de MK, quien había llegado ahogado en ansiedad y estrés, con una historia tan única y rara que parecía solo hundirlo aun más, pero que se había esforzado para salir adelante y no dejar que nada de aquello lo estancara. Era simplemente increíble que se levantara después de todo lo que enfrento y aunque luce muy asustado por el futuro, ahora parece mucho más estable que antes. Un gran cambio en su opinión.

-¿Cómo te a ido esta semana?- es una pregunta para cuando no hay un tema central pero que de igual manera, hace que la sonrisa ajena se agrande notablemente.

-¡Muy bien!- da pequeño saltos en su lugar, aunque se detiene en cuanto Koko se sube a su regazo, manteniendo sus manos ocupadas en acariciar su pelaje. -Tuvimos mucho trabajo en esta semana, así estuve super ocupado pero obtuve muchas propinas y al fin pude comprar ese videojuego que tanto quería- luce orgulloso y muy emocionado. -Mei-Mei y yo participamos en un concurso de comer helado, se nos congelo hasta el alma pero ganamos- rio ligeramente. -Red Son y yo nos llevamos un poco mejor ahora, aunque le tuve que pedir que dejara de gritarme tanto pero por alguna razón, no le agrada mucho a Koko- ella le siseaba al demonio pelirrojo, en especial cuando su temperamento se mostraba demasiado. -Macaque luce mucho mejor y Monkey King parece estar intentando cambiar. Ya no están intentando matarse entre ellos, es un avance- la felina se acomoda un poco más en su regazo y MK delinea las letras blancas de su chaleco de manera distraída. -Yin y Jin no han atacado en un tiempo, así que las cosas están mucho más tranquilas. Es un...alivio, la verdad-

-Eso suena genial, MK- sonrío, contenta de ver que el menor tuvo una buena semana. -¿Aun tienes un momento para ti?-

-Si, fui al bosque y caminamos por un rato, Koko intento comerse algunos pájaros- la gata maulló y no pudo evitar reír al imaginarse que podría estar reclamando que le impidió matarlos. -Tenias razón, es bueno estar solo de vez en cuando- sus ojos se abren cuando algo se le viene a la mente. -Oh, tendré un recital de violín la otra semana- la miro con suplica notable. -¿Es demasiado invitarte o...?-

-Quedara entre nosotros- le guiña el ojo en señal de complicidad y él ríe alegremente, a lo que ella sonríe.

-Yo...- parece ligeramente nervioso de repente, dudoso antes de sacar algo de su bolsillo. -...tuve esos sueños de nuevo pero esta vez...fueron mucho más claros- le extiende una hoja de papel doblada y Aiko la agarra, desdoblándola con mucho cuidado, viendo el dibujo. Es una mujer de expresión suave que mira hacia el frente con una suave sonrisa en su rostro, el cabello negro y largo luciendo casi como si flotara a su alrededor, con la ropa completamente blanca. -Al fin pude dibujarla-

-¿Crees que es...?- aun no saben como llamarla con exactitud. "Madre" se sentía como demasiado y como MK aun no tenía del todo claro aun, "Creadora" quedo fuera, así que se quedaron con "La Mujer" por el momento.

-Eso creo, es una sensación extraña- se encogió de hombros. -Aun no sé como sentirme al respecto con ella- y Aiko no lo presiona, asintiendo, mirando el dibujo una vez más. La mujer tiene un aspecto angelical, una diosa quizás, pero aun hay mucha duda tras la misma existencia del chico sentado frente a ella.

No hablaron más de ella en esa sesión.

Aiko esta sorprendida cuando, unos pocos días después de su última cita, MK aparece de manera repentina y sin aviso. Luce aterrado, como si hubiera algo sacado de sus mismas pesadillas, y al borde de un ataque de ansiedad, sin poder rascarse solo por tener a Koko entre sus brazos. Es un cambio drástico si lo comprara a la última vez que lo vio.

-Sé que se supone que debo avisar si vengo...- sus ojos brillan con lagrimas no derramadas y habla rápido. -...pero necesito hablar con alguien y tu siempre me escuchas, así que...- divaga un poco más pero es rápido y suena arrastrado, así que es difícil de entender.

-Oye, oye- se adelanta para colocar sus manos sobre las ajenas, logrando detener por unos segundos el torrente de palabras, relajando su expresión mientras lo mira con suave tristeza. -Siempre puedes venir aquí, te lo dije- le hace un ligero gesto a su secretaria, quien asiente rapidamente, y se adentra en su consultorio, dejando al menor entrar. Luce como un animal acorralado por la forma en la que camina pero esta haciendo uno de esos ejercicios de respiración que le enseño para ayudarse a si mismo. -¿Qué sucedió?- se queda parada, mirándolo con preocupación.

-La vi- jadeo y Koko se sube rapidamente a sus hombros, dejando sus manos libres para hacer grandes gestos. -Estaba en el restaurante, se veía como ella pero con el pelo más corto y más humana pero sé que es ella, lo sentí-

-¿La Mujer?- lo ve asentir rígidamente. -¿Te dijo algo?-

-"Nos volveremos a ver"- él deja algo sobre la pequeña mesa que ella tiene allí y se aleja, caminando por la habitación, con demasiada energía nerviosa como para sentarse por el momento. Aiko lo deja, prestando atención al pequeño objeto, tomándolo entre sus manos con expresión curiosa. Es una pequeña figura tallada, en lo que parece ser un tipo de piedra teniendo en cuenta el peso y la ligera aspereza de la superficie, luciendo como un pequeño mono acurrucado, las manos contra su pecho y la cola enrollada contra su espalda, los ojos bien abiertos. Tiene una grieta, en señal de que se rompió y alguien lo arreglo. -Ella me lo dio- evita rascarse los brazos a favor de acariciar suavemente a la felina que empuja su rostro contra el suelo. Puede sentir como vibra, su ronroneo sonando cerca de su oreja, y eso ayuda mucho. -¿Qué pasa si ella es mala? ¿Qué pasa si viene a buscarme solo para lavarme el cerebro y convertirme en ese ser que debe destruir el mundo?- su mente corre rápido con miles de pensamientos y eso es algo que Aiko nota al instante, preocupada. -¿Qué pasa si viene a llevarme lejos de todo lo que conozco?- jadeo con horror. -Al fin me estoy recuperando, me estoy sintiendo mejor conmigo mismo, no quiero irme- sollozo y ella deja la pequeña estatua a favor de acercarse, tomando sus manos entre las suyas, dándole un apretón firme y suave.

-Ninguno de tus amigos dejara que eso pase- lo mira con seriedad. -Ellos pelearan con uñas y dientes contra ella si es necesario, lo sabes- él luce aliviado y culpable al mismo tiempo, como si no pudiera elegir del todo como sentirse ante eso.

-...eso es lo que temo...- se inclina hacia ella y aunque usualmente no lo permite, Aiko lo abraza con fuerza, intentando mantenerlo unido, sintiendo su corazón romperse lentamente ante su llanto.

Es lo único que puede hacer.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora