La Reina del Infierno [TERMINADA]

Capítulo 84

Massimo

*Una semana después*

Sao Paulo - Brasil

Una semana en la que he tenido enfrentamientos con varios clanes que se aliaron a la Ndrangheta, organizaciones que juraron lealtad a la mesa de clanes y a los líderes. Varios de mis territorios han sufrido saqueos y bombardeos, la mafia turca y la Bratva también han sufrido ataques y claramente han respondido el doble, el armamento, y los ejércitos de hombres han hecho frente.

Sin embargo mi semana también ha constatado en cuidar a la reina, han vuelto sus pesadillas, está muy ansiosa y muy enojada, porque no le he ocultado nada desde que inició la guerra, ella ha estado al tanto de todo.

—¿Cuánto más me tendrás encerrada en esta habitación? — su voz retumba a mis espaldas mientras reviso sus últimos exámenes.

—No estás encerrada en la habitación, puedes salir de ella cuanto quieras.

—Tengo asuntos que atender, los bandos que se han formado están trayendo muchos problemas.

—Y estamos respondiendo, aunque no me guste, trabajo con tu inútil hermano en ello— espetó con desagrado—, por ahora tienes mucho en que recuperarte.

Dejo los exámenes acercándome a ella, estiró mi mano, la cual toma rodeandome con sus brazos, sus heridas se están curando de manera adecuada y sin ningún tipo de problema.

—Perdón por lo de anoche— dice contra mi pecho y solo sonrió besando la coronilla de su cabeza.

—No es problema, por mi encantado qué me dejes tus uñas marcadas— susurro y suelta una risa.

—Idiota.

Me separó levantando su cabeza para conectar sus labios con los míos, la sensación que me producen es algo que no podré explicar y no me detendré para hacerlo. Sin embargo, el momento acaba cuando irrumpen en la habitación, volteo a Alev dejándola atrás de mi espalda, saco mi arma empuñando la a la puerta, en el marco aparece uno de mis hombres.

—Mi Capo tenemos que irnos— exclama lanzandome un rifle de asalto qué recibo, también me pasa un chaleco antibalas qué me apresuró a colocarse lo a la turca.

—No lo necesito— refuta y hago caso omiso ajustandolo.

—Siempre conmigo— demandó y asiente, le doy un arma, sé que puedo protegerla, pero también sé que no puedo correr riesgos.

Con un encendedor le prendo fuego a los papeles que tenía en el escritorio.

Nadie debe saber que se encontraba en ellos

Empezamos a salir con cautela de la habitación donde ya se escuchan los disparos en todo el lugar.

—Il capo e la signora vanno sul lato sinistro della casa, liberano il terreno— mi hombre informa por el intercomunicador "El capo y la señora van por el costado izquierdo de la casa, despejen terreno."

Por una esquina logró divisar a un hombre y no dudo en alzar mi arma contra él, un disparo certero lo deja caer al suelo muerto. Nos apresuramos a seguir, me asomo con cuidado por una ventana y veo que es un ejército el que llegó aquí.

—¿Cómo supieron donde estábamos?— susurra cerca mio la reina y eso es lo que me gustaría averiguar.

—Debemos salir de territorio Americano, aquí tiene bastante poder la mafia albanesa, con ello los Meyer y la Ndrangueta han ganado poder.

—Mi señor por la escotilla del cuarto de huéspedes, del otro lado nos esperan... — me informa mi hombre antes de que una bala le atraviese la cabeza salpicandonos de sangre.