Capítulo 48

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Segundo mes en estado de coma: Estado de inconsciencia de Alev Yilmaz Aydin.

Alev

Paz

Es la palabra que define como me siento en estos momentos, no se donde estoy, ni cuanto tiempo llevo aquí pero es un bello paisaje donde una silueta femenina hace que los ojos se me cristalicen.

—Mamá...— la llamo en un hilo de voz, se voltea dejando ver a la mujer hermosa de cabello azabache de ojos verdes grisáceos nariz perfilada y piel de porcelana blanca, lleva un vestido blanco que se siñe a su figura.

—Mi pequeña princesa— extiende sus brazos con su bella sonrisa y no dudo en ir a su encuentro refugiándome en sus brazos— has llegado temprano— agrega dándome un beso en la coronilla de mi cabeza.

—No quiero irme de aquí...— respondo sobre su pecho— deseo quedarme aquí contigo.

—Aún no es tiempo, debes encontrarlo— me separa tomando mi rostro entre sus manos para que la mire.

—¿A quien?.

—El verdugo... tiene mil máscaras— fija su mirada en mis ojos y siento como si observará mi alma.

—¿Alemanes?— niega y no entiendo a quien se refiere.

—Esta frente a tus ojos pero no lo ves, dice ser bueno pero no lo es— habla como si recitara un acertijo— sus palabras no son de fiar, él destruye todo a su paso.

—Dime quien es— tomo sus manos esperando una respuesta.

—Si te lleva a su oscuridad no habrá escapatoria, si te toca te destruye— me da un beso en la frente volviendo su mirada a mis ojos, pero ahora es una mirada vacía— No dejes que te toque.

—Madre ¿De quien hablas? Dime su nombre— frunzo el ceño sintiendo el frío que se cala por mis huesos.

—El verdugo tiene mil máscaras— vuelve a repetir y veo como todo el paisaje empieza ser cubierto por una gran tormenta.

—Esta frente a tus ojos pero no lo ves...

—Dice ser bueno pero no lo es...

Susurros se escuchan de la nada citando las palabras de mi madre.

—Sus palabras no son de fiar...

—Él destruye todo a su paso...

Varias voces repiten lo mismo mientras que frente a mis ojos mi madre se va desvaneciendo.

—¿Mamá?— pregunto sintiendo las lágrimas rodar.

—Si te lleva a su oscuridad no habrá escapatoria...

Voces y más voces, no reconozco ninguna.

—Si te toca te destruye... no permitas que te toque.

—Princesa...— una voz oscura me llama.

—Pequeña Alev...— esa voz la conozco, pero no se de donde.

—Regresa...— la voz de mi madre.

Mi cabeza duele, mi nariz empieza a sangrar. Mi vientre duele demasiado.

¿Mi bebé? Mi hijo...

—Alev regresa— la voz de mi madre vuelve a resonar por todo el lugar pero no la veo.

—¡Madre! ¿Dónde estás?— grito empezando a caminar pero caigo al suelo debido al dolor que martillea por todo mi cuerpo.

—El verdugo...

La Reina del Infierno [TERMINADA]Where stories live. Discover now