CAPITULO XX

53 15 10
                                    

Siento, que en cualquier momento, mi cerebro va a explotar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Siento, que en cualquier momento, mi cerebro va a explotar. Frustrada, ante los interminables quejidos de Vanessa, doy un fuerte suspiro, el que, me da la fuerza suficiente, como para poder ponerme en pie. «No continuaré, escuchando las barbaridades que dice de mí, aun cuando no sepa que en realidad soy yo» Pienso, mientras acomodo la toalla en mi cuerpo desnudo, para poder emprender camino hacia el sauna.

La finalidad de mi retirada, es poder estar a solas junto a mi comodidad, teniendo la excusa perfecta, para no tener que verme implicada, en los consejos hacia la morena, pero se me es casi imposible. No lo logro comprender, pero por algún motivo, tengo un imán hacia las personas que, requieren mayor atención de lo habitual, lo que además de ser tedioso, logra dejarme completamente anonada, al momento de tener que pensar en cómo reaccionar.

—¡Ya no sé qué hacer! —exclama Vanessa, mientras se sostiene firmemente a mi brazo, dejándomelo mojado con sus lágrimas, las que además de asquearme, me hace querer llorar. Estamos en un sauna, no veo la hora de que se aleje de mí «Es que ¿No se da cuenta del calor que hace aquí?» —me ayudarás a encontrar a la arpía ¿Verdad? —me mira con ojos de perro atropellado, obligándome a aceptar.

«Sí que eres fastidiosa».

—Claro que lo haré —sonrío, intentando acariciar su cabello, el que se encuentra totalmente mojado, gracias a la sofocante habitación en la que nos encontramos —solo despégate de mí, hace mucho calor.

—Perdón —se aleja, logrando secar sus ojos con entusiasmo.

—Supongo que terminaste con él ¿No? —interrumpe Félix, entregándonos una mirada seria, la que no había tenido oportunidad de ver en el pasado.

El silencio invade la habitación y no es de menos, puesto que, por primera vez, hemos logrado sentir temor ante las palabras del muchacho, quien además de animarnos constantemente, siempre ha sido una persona agradable; hasta ahora. Nerviosa, Vanessa se abalanza hacia él, pidiéndole perdón, por no haber sido lo suficientemente fuerte, como para poder cortar la relación, lo que además de, inquietarlo más de lo que se ve, logra hacerlo poner en pie.

—Si no fuiste capaz, entonces yo lo haré por ti —acomoda su toalla, disponiéndose a salir, siendo interceptado por Jazmín, quien además de sostenerlo por la muñeca, le hace volver a su asiento.

Sus reacciones me causan gracia, pues me hubiese gustado haberlos visto comportarse así, al saber el nombre, de la responsable de exhibir mi fotografía. Es en estos momentos, cuando logro comprobar mi teoría, de que las personas buenas, lo son con quienes quieren y no con quienes pueden, sino la presencia de Vanessa, tan solo sería una vaga posibilidad.

—Me dijo que, no sabía de quién era la prenda —continúa relatando, la joven cornuda —se excusó, con las declaraciones de amor, que más de una chica le ha dado, intentándome convencer de que, fueron ellas quienes implantaron esa braga sucia, en su habitación —da un leve suspiro —tal vez, en el fondo quise creerle.

LA MIRADA DE UNA EMBUSTERA I [EN CORRECCION]Where stories live. Discover now