CAPITULO X

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Los minutos pasan con rapidez y a pesar de no preocuparme por el bien estar de mi exnovio, la duda de lo que estará diciéndole la directora a él y al profesor, me está carcomiendo la mente

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Los minutos pasan con rapidez y a pesar de no preocuparme por el bien estar de mi exnovio, la duda de lo que estará diciéndole la directora a él y al profesor, me está carcomiendo la mente. Intentando calmar mi ansiedad, subo mis piernas a la mesa frente a mí, mientras comienzo a comer un helado, el que, para mi sorpresa, sabe mejor de lo que esperaba. Fue una suerte que la anciana creyera en mi palabra, no es de menos, después de todo le explique llorando que no tenía culpabilidad ante el actuar de otros y que solo era una víctima atrapada en su brutalidad ¡Qué señora más idiota!

Silenciosa, miro las notificaciones de mi teléfono, percatándome de que han liberado un nuevo capítulo de un drama amoroso que leo en línea, así que sin pensarlo ingreso a leerlo, si no fuese por la repentina presencia de Bastian, que interrumpe mi lectura, tal vez podría haber terminado mi novela. «Qué fastidio» Pienso teniéndolo una vez enfrente de mí.

—Los estudiantes de segundo semestre van en la sala de al lado —digo intentando retomar mi lectura.

—Sabes bien que no vengo por eso —responde mirándome con molestia.

Puedo ver en su mirada que algo le molesta, de seguro lo suspendieron por mortificarme, pero me sorprenden las agallas que tiene para venir a hablar conmigo luego de eso. Sonriente, bajo las piernas de la mesa y me pongo de pie, puedo sentir como todos a nuestro alrededor se encuentran pendiente de lo que hacemos, así que consiente de no ser delatada por mis acciones, le ofrezco charlar afuera.

Una vez parados en el pasillo, me sobrecargo en la pared más cercana, pidiéndole hablar rápido, después de todo mi clase pronto comenzará. Mi indiferencia ante su situación parece molestarle, de seguro creyó que me preocuparía su bien estar, pero la verdad es que lo único que me inquieta es mi liberación de todo tipo de culpa, lo que en poco rato conseguí. Esto debe estarlo quemando por dentro.

—De verdad que eres increíble —se me acerca, dejando sus labios cercanos a los míos.

—Tal vez solo un poco —coloco el helado entre nosotros y continúo comiéndolo sonriente.

—Me esperaba que hicieras lo necesario para que no te castigaran, pero ¿Inculparme a mí? ¿No crees que eso ya es mucho? Me han suspendido por casi toda una semana —me coge del brazo—¿Cómo pretendes enmendarlo?

—Y ¿Por qué querría hacerlo? —doy una leve sonrisa mirando mi brazo —si no tendremos sexo en este momento, será mejor que me sueltes, no creo que quieras que sean dos —se me aleja —en todo caso, deberías aprovechar estos días para ocultar ese moretón, no creo que quieras que sepan, que el líder del club de boxeo fue golpeado por un simple profesor ¿o sí?

No deseo recibir una respuesta, así que una vez con él lejos de mí, doy media vuelta e ingreso a la sala de clases, en donde todos se encuentran apegados a la ventana, demostrándome que estaban observando lo que hacíamos. «Pero, qué gente más entrometida». Sin decir ni una sola palabra, vuelvo a sentarme en mi asiento, ignorando la presencia de Axel, quien me sonríe como un idiota.

LA MIRADA DE UNA EMBUSTERA I [EN CORRECCION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora