CAPITULO IV

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No puedo creer que me encuentre así en este momento ¿Cómo puedo estar dejando caer lágrimas por un idiota como Bastian? Pude soportar el dolor mientras me encontraba frente a él, pero ahora que estoy a solas, siento como si algo dentro mío aún no ...

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No puedo creer que me encuentre así en este momento ¿Cómo puedo estar dejando caer lágrimas por un idiota como Bastian? Pude soportar el dolor mientras me encontraba frente a él, pero ahora que estoy a solas, siento como si algo dentro mío aún no pudiera superar su traición. Mis manos están temblando, aun así logro encender el cigarrillo que con tanto añoro deseo fumar.

«¿Jamás me amó verdad? ¡Solo quería que lo ayudaras ingresar a esa escuela! ¿De verdad creíste que alguien como él te amaba? No eres más que una estúpida poco atractiva ¡GORDA!» Aquellas palabras de hace un año continúan atormentando mi mente y a pesar de haber decidido venir para volverlo a ver, siento que no estoy lista para enfrentarlo.

—¿Qué es lo que haces? —me interroga Jenny mientras ingresa a la habitación con apuro —¿estabas llorando? —acercándose a mí sin ocultar su preocupado rostro —¿Qué haces sentada en el suelo?

—¿Qué iba a suceder? —limpio mis ojos colocándome en pie —solo quería fumar un poco, no es nada importante —¿están reunidos ya? Creo que ya es tarde.

Sé bien que no puedo engañar a Jenny, después de todo me conoce mejor que nadie, pero a pesar de saber que no me juzgará, no me siento lista para hablar sobre mi exnovio y todo el mal que me hizo. Sonrío al coger un conjunto de los uniformes ofreciéndole probárselo, necesito pensar en algo más que pueda animarme, por lo que le pido que me ayude a llevar la caja hasta donde los demás, lo que acepta de inmediato.

Con nuestros uniformes ya puestos, caminamos por los pasillos de la escuela, hasta llegar al patio principal, en donde nos encontramos con el grupo de Tracy, quienes nos quedan mirando con sus ojos tan abiertos como dos huevos fritos «Pero ¿Qué les sucede? ¿Es que no saben de nuestra competencia?» Me pregunto sin decirles nada, después de todo no es mi problema.

—¿Qué es lo que creen vistiendo esas ropas? —nos interroga Tracy a punto de gritar.

—No es como si pudiéramos andar desnudas —contesto sonriente. No quiero que quienes nos rodean me vean discutir en serio con ella —si no sabes a qué vienen nuestros uniformes, deberías hablar con la coordinadora de deportes, ella estaba encargada de informarte lo que necesitas saber —miro a Jenny —ya es tarde, vamos.

Apuradas por irnos, nos despedimos de las molestas chicas que nos interceptan y caminamos hasta llevar a debajo de un árbol, en donde se encuentran tres chicas de cabellera oscura, junto a un atractivo muchacho, el que no se esfuerza en disimular su orientación sexual. Amistosa, saludo a cada uno con un beso en la mejilla, los que para mi sorpresa no me molestan en lo absoluto.

—¡No sabes cuanto te agradecemos esta oportunidad! —me dice Lili; joven de mi misma edad, con el cabello hasta los hombros, parece un hongo, pero es agradable.

—Quien debe agradecer soy yo —contesto alejando mis manos de la suya. Detesto que me toquen sin consentimiento —pero ya es tarde, colóquense sus nuevos uniformes y muéstrenme que es lo que tienen —las animo.

LA MIRADA DE UNA EMBUSTERA I [EN CORRECCION]Where stories live. Discover now