CAPITULO I ⭐

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Mientras más cercana me encuentro a mi destino, más se incrementan las molestas voces de los demás haciendo que mi sentido auditivo sufra ante tal inexplicable desesperación

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Mientras más cercana me encuentro a mi destino, más se incrementan las molestas voces de los demás haciendo que mi sentido auditivo sufra ante tal inexplicable desesperación. Aún continuo sobre el coche barato que mi padre decidió comprar, pero aun así siento sobre mí como recae el peso de comenzar un nuevo año en una escuela privada y no solo eso... En la mejor del país.

«¡Mierda! Pero que molesto» Pienso, intentando disimular las expresivas morisquetas que salen por mi rostro. Tan solo hay una cosa que puede molestarme más que tener que fingir felicidad frente a los demás y esa es tener que utilizar una blusa con 40 °C irradiando por sobre mi cabeza.

Bajo del auto con prisa, lo único que quiero es poder tener entre mis manos mi maleta e irme lo más lejos posible, pero es casi imposible al tener que soportar las vergonzosas lágrimas de mi padre, quien en conjunto a mi madre no paran de felicitarme por la inigualable oportunidad que se me ha presentado. En verdad no parecen más que dos pequeños a los cuales les acaban de quitar su juguete favorito; el juguete claramente sería yo.

«¡Ya paren de llorar! Sus lágrimas son más falsas que mis pestañas ¡Dios santo!».

—Papá — digo sonriente, mientras le doy un poco sincero abrazo — mamá— hago lo mismo con ella, sonriéndole como nunca lo había hecho antes —los extrañaré mucho, pero ya se está haciendo tarde, prometo que nos veremos dentro de un año — Y sin decir ni una sola palabra más doy media vuelta y huyo lo más rápido posible hasta la entrada de mi nuevo hogar, logrando ser al fin libre de mis fastidiosos progenitores.

Segura de que han perdido su visión por sobre mí, acomodo mi corbata soltándola lo mayormente posible, mientras camino por los pasillos desabrochando los dos primeros botones de mi camisa con la esperanza de llamar la atención de uno o que otro chico lindo. Con tantas miradas por sobre mi escote, puedo sentir como es que claramente nunca han visto a alguien como yo y no es de sorprenderse, mi cabello es largo y oscuro, mis ojos claros como el mar y mis pechos grandes y firmes como los de una actriz de baja reputación. Sí, hay mucho que envidiarme la verdad.

Sin saber a dónde rayos me debo dirigir, continúo caminando por los pasillos del internado, logrando llegar hasta donde se encuentran algunas de las habitaciones en donde nos podemos quedar. Algo perdida, saco el mapa de la escuela, intentando guiarme por las indicaciones que aparecen en ella, cuando un grupo de tres chicas de cabellera rubia se me acercan ignorando por completo mi presencia y empujándome tan fuerte como para esperar lograr a que me caiga; cosa que desgraciadamente llevan a cabo.

«Pero ¿Qué mierda?».

Puedo notar como es que todos me miran con preocupación, pero por algún motivo nadie se atreve a acercarse a mí ¿Será que mi belleza los intimida? Furiosa por la humillación que acabo de pasar, recojo rápidamente mis cosas y me pongo de pie enfrente de una de las bravuconas que me acaba de desafiar, llamando aún más la atención de quienes nos rodean.

LA MIRADA DE UNA EMBUSTERA I [EN CORRECCION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora