CAPITULO XVI

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Sus brillantes luceros me hacen recordar a la primera vez que la vi, tan solo teníamos ocho años en ese entonces

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Sus brillantes luceros me hacen recordar a la primera vez que la vi, tan solo teníamos ocho años en ese entonces. Nuestro primer encuentro fue durante el comienzo de la primaria, luego de que, la profesora me hiciera sentar junto a un chico, con el que no me tardé en fraternizar. Celosa ante nuestra relación, Jenny intentó intimidarme, dispuesta a lograr que me alejara de él, siendo así nuestro primer tema de conversación, antes de convertirnos en mejores amigas.

Estoy molesta, pero no solo con ella, pues estoy segura de que, algo de culpa, debo tener en todo esto. No quiero tenerme que enfrentar a ella, no deseo continuar con esta pelea tan absurda, es por eso que simulo no ver nada y doy media vuelta, disponiéndome a salir de la habitación, hasta que escucho su voz hablar:

—¿Ni siquiera preguntarás que me sucede? —se levanta de los pies de la cama, secando sus lágrimas, mientras me mira con detenimiento, esperando que le dé una respuesta, cuando en realidad no sé ni que responder.

Nuevamente, frente a ella, acomodo mi cabellera hacia atrás, caminando hasta la silla del escritorio, en donde tomo asiento, con tal de quedar más cómoda, de lo que ya estaba. Mis piernas están cruzadas y mis manos están inquietas, quiero fingir que nada de esto me está afectando, pero la verdad es que es cierto, en este momento, ella tiene el control sobre mí.

—Bien —contesto, con mi mano sujetando mi cabeza, como si se me fuese a caer —soy todo oídos.

—¡ah! —da un suspiro, dejando en claro su molestia, como si hubiese esperado otra reacción de mi parte —siempre actúas así, como si nada ni nadie te importara, cuando en realidad sabes, que cada una de las acciones de los demás te afecta —entregándome un papel de la escuela, el que está firmado por dirección —espero esto te haga sentir satisfecha.

Concentrada, me quedo leyéndolo hasta el final, lográndome percatar de que, el motivo por el que David logró recuperar su empleo, fue ella. El tiempo de enseñanza en esta escuela, se divide en cuatro semestres, los que reemplazan un año por cada uno de ellos, es por eso que cuesta tanto ingresar a aquí y terminar en una sola pieza. Jenny, por desgracia, no podrá continuar estudiando con nosotros, pues su matrícula ha sido cancelada para el próximo semestre, dejándola en segundo año de secundaria, si llegara a ingresar a otra institución.

—La verdad es que no me hace sentir mejor —digo poniéndome de pie, mientras dejo a un lado el papel que me ha entregado —pero tampoco me puedo sentir mal por ti, después de todo, cada uno recibe lo que merece.

—¿Y tú? —interroga, alzando su voz segundos antes de que, me acerque a la puerta con intenciones de salir —¿Cuándo recibirás lo que mereces?

—Cuando mi destino decida como castigarme, pero es el quién lo hará, no tú —doy una leve sonrisa, comprendiendo al fin el motivo de su odio hacia mí. ¿Cómo no darme cuenta antes? Jenny está enamorada del profesor, es por eso que, con tal de protegerlo, ha decidido arruinar su vida, antes que la de él —aun si yo no hubiese aparecido, David no se hubiese fijado en ti, eres muy tonta para su gusto —abro la puerta, furiosa —si hubiese sido yo, habría dejado que lo despidieran, con tal de proteger mi pellejo —giro levemente la cabeza, lográndola mirar a la cara —te falta lo que a mí me sobra y que tanto le atrae a él —doy una pequeña carcajada —inteligencia.

LA MIRADA DE UNA EMBUSTERA I [EN CORRECCION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora