Siempre se sale con la suya.

211 11 0
                                    

Laura:

Palpo la cama a ciegas en busca del calor que tan acostumbrada estoy, pero al no dar con él mis ojos se abren y me despierto. Afuera está lloviendo que da gusto y el sonido es tan relajante que estoy a punto de dormirme otra vez, pero froto mis ojos en busca de mi novio, pero no hay rastro de él por ningún lado de la habitación.

Quizás fue a la cocina a por algo de beber.

Me levanto de la cama, acomodo mi camisón y arrastro mis piernas descalzas fuera de la habitación en su busca, primero voy a la cocina, pero no hay rastro de él, por lo que sigo buscando por toda la casa, intentando no hacer ruido, ya que no solo estaban mis padres aquí, sino también mi tía y si marido que se quedaron a dormir, mientras sus hijos salían de fiesta y que por cierto aún no han vuelto.

Lo que me lleva preguntarme que hora era, se me había olvidado mirar.

Sigo mi búsqueda y está vez bajo a la piscina, donde visualizo una figura que está nadando, mi relajo instantáneamente al saber que se trataba de Dante y me quedo por un momento en el umbral observándolo, hasta que decido salir y caminar de forma despreocupada hacia las tumbonas donde me siento, para seguir observándole.

Cuando por fin terminó la tanda de vueltas, se detuvo y giró su cabeza a mí, sus ojos se abrieron por la sorpresa de verme allí sentada.

-¿No podías dormir?-pregunté, viendo cómo se acercaba al borde de la piscina.

-no mucho, perdona ¿Te he despertado?-quiso con tranquilidad.

-para nada, pero ¿Tú estás bien?-quise saber con preocupación.

Últimamente, se despertaba mucho en mitad de la noche, por eso luego le costaba horrores despertar en las mañanas.

-¿Por qué no lo estaría?-respondió con una sonrisa.

Pero a mí no me engañaba, tendía a hacer ejercicio cuando el estrés le superaba, algo no estaba bien, pero si preguntaba sabía que no me diría la verdad, siempre evitaba contarme las cosas para no preocuparme o estresarme, se estaba tomando muy al pie de la letra todo lo que le dijo la doctora, y aunque me parecía adorable era un poco frustrante.

Me levanté de la tumbona y me acerqué a él, sentándome en el borde de la piscina sumergiendo los pies, el agua estaba templada.

-no me mientas, dime qué te ocurre-enreda mis piernas con sus brazos, mojando mis muslos, y el borde del camisón que llevaba.

-por favor-insistí poniendo una voz más melosa al ver que no cedía.

Aparté su cabello negro, ahora mojado de la cara y acaricié su mejilla.

-no pasa nada, lo digo en serio, es normal que me pase esto en estas fechas, pero pronto pasará-aseguró acunando su cabeza en mi vientre abultada.

-¿Qué quieres decir con estas fechas?

-se acerca el día en el que sucedió el accidente-confesó soltando un suspiro.

El día en el que perdió a sus padres, aunque su madre no murió en ese accidente, también la perdió posteriormente, así que ha estado aguantando toda esa angustia él solo, sin decirme nada para no preocuparme, realmente era un tonto.

-debiste habérmelo dicho, ya te dije que no quiero que pases por estas cosas tú solo -le regañé.

-no quería preocuparte, con algo sin importancia.

¿Sin importancia? ¿Cómo puede decir que es sin importancia, cuando ni siquiera puede dormir a causa de ello?

-¿Té... te gustaría ir a visitarlos?-propuse.

 Mía [CORRIGIENDO]Where stories live. Discover now