No lo merecía.

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—Lamento haber ensuciado tu ropa con mis lágrimas y mis mocos —dije, secándome la nariz con el pañuelo, sintiéndome avergonzada

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—Lamento haber ensuciado tu ropa con mis lágrimas y mis mocos —dije, secándome la nariz con el pañuelo, sintiéndome avergonzada.

Tras otro ataque de llanto, nos trasladamos al salón, donde ahora estábamos sentados, yo mirando mis manos, avergonzada.

—No te disculpes, parece que necesitabas desahogarte, así que es un mal menor —me tranquilizó.

Le sonreí por ser tan considerado. Una vez más, lo había utilizado como mi paño de lágrimas y le había contado el infierno que tuve que vivir durante estos días, lo que viví aquel día y que desembocó en esto.

—Diana y yo nos hemos llevado como perros y gatos desde niñas, ¿Pero hasta el punto de hacerme esto... ?—mi voz se apagó y miré al suelo con tristeza.

—¿Crees que te guardé algún rencor por algo del pasado y por ello, a modo de venganza, lo hizo? —preguntó.

Ciertamente, mi prima me odiaba. Cuando era más pequeña, no solo ella, sino también su padre, siempre tenían peleas y discusiones, todo por la herencia que dejó mi difunto abuelo.

Mi abuelo, con ayuda de mi padre, logró levantar varios restaurantes. En su testamento, dejó estos a cargo de mi padre, lo que le pareció injusto a mi tío, quien odia a mi padre por dejarlo en la miseria, a pesar de que mi abuelo también le dejó varias viviendas evaluadas a un precio bastante alto.

—Nuestra mala relación se debía a su padre, que culpaba al mío de ser insolidario y quedarse con la herencia de mi abuelo —le expliqué.

Pero lo que ella no sabía era que su padre era un maldito hipócrita, un ludópata que se fundió todo lo que le habían dejado rápidamente. Siempre que venía a pedirle dinero a mi padre, este le ayudaba, pensando que sería para su familia, pensando que cambiaría, pero nunca lo hizo, y mi padre se cansó.

—¿Así que crees que Diana se dejó influenciar por el odio de su padre hacia el tuyo?

—Sí. E incluso eso podía entenderlo hasta cierto punto, pero dios, ¿Qué fue lo que le hice a Ángel para que me haga algo así? —mis ojos se llenaron nuevamente de lágrimas.

Solo imaginar eso hacía que mis ojos se llenaran de lágrimas de nuevo, y me dolía el pecho como si una gran fuerza lo estuviera oprimiendo.


HACE APROXIMADAMENTE TRES DÍAS...


Después de presenciar lo inimaginable, salí corriendo con lágrimas en los ojos. Pero, al llegar a la puerta, algo en mí cambió, convirtiendo la tristeza en pura ira. Sabía que no podía eximirme de culpa, pero iba a enfrentar mis errores, como lo de esta mañana con Dante. Estaba aterrada por cómo reaccionaría, pero era algo que debía asumir." Y Diana, ¿Cómo pudo hacerme esto, a su propia prima?" Nuestra relación mejoraba, o al menos eso creía. Pero ella se estaba acostando con mi novio frente a mí, riéndose en mi cara.

 Mía [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora