El día.

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Dante:

—estás siendo irracional Dante—me soltó Laura llevándose las manos a las caderas y mirándome como si fuera un niño pequeño al cual estaba regañando.

Eso solo me molestó a un más y mi cabreo aumentó, me froté la nuca intentando buscar algo de alivio, algo de tranquilidad para bajar este mal estar, pero no había nada.

¿Qué yo estoy siendo irracional? ¿Y ella qué?

Volví a mirar a mi hermosa y embarazadísima novia, que llevaba un vestido de flores, con su vientre que había crecido tres o cuatro veces más, lo que la dificultaba la movilidad y me hacía preguntarme si solo había un hijo allí dentro.

Ya habían pasado casi cuatro meses más, con nuestros altos y bajos, logré convencerla de que se viniera a vivir conmigo definitivamente y nunca me había sentido tan gratificante por una simple respuesta, después de un arduo mes intentando convencerla.  Sí que es terca, justo como ahora mismo.

—no estoy siendo irracional Laura, ¿Que harías si me vieras cómo te encontré yo con una amiga?—pregunto deseando que entienda de una buena vez, que lo que hizo no estaba bien.

—tú no tienes amigas—soltó sin más y yo entorné los ojos.

—tuve una, así que dime, ¿Cómo te sentirías si me encuentras en un maldito sofá abrazado junto a ella?

No respondió enseguida, sino que rompió el contacto visual conmigo, se mordió el labio y suspiró. Sin la necesidad de que me respondiera, ya sabía la respuesta, no la gustaría.

—pero eso es diferente, tú y Valeria tenían una relación extraña, se acostaban, pero yo no me he acostado con Nathan y nunca lo haré, por qué te amo a ti, así que no entiendo por qué demonios tuviste que armar ese escándalo solo por qué nos vistes abrazados—argumentó, tomado una gran bocana de aire.

—además, te avisé que él vendría, que pasaríamos el día juntos y te pareció bien—me recordó con un suspiro.

No me pareció bien, ¿Cómo me iba a parecer bien que se quede a solas con un hombre que no sea yo? Incluso si aún sigo trabajando en mis celos y todo lo que eso conlleva, no creo que ese hecho cambie algún día.

Solo lo acepté para contentarla, yo tenía que trabajar, por lo que no podíamos estar mucho tiempo juntos y al tener el embarazo tan avanzado tampoco podía ir a clase. Sus amigas también estaban ocupadas con sus cosas, debió sentirse un poco sola y no quería que se deprimiera.

Tampoco es como si me pidiera permiso, solo me informó de lo que haría y yo solo dije que estaba bien. No quería discutir con ella, odiaba hacerlo, pero no es muy agradable llegar y encontrarte a tu novia, abrazada al tipo que no deja de comerla con los ojos.

¡Maldita sea, estaban, acurrucados en un sofá, viendo una película, como si fueran pareja!

¿Cómo esperaba que reaccionara después de ver eso?

—Incluso si eso no pasa, deberías saber que ese tipo te desea y…

—¡Dante, no empieces con eso!—Gritó poniendo los ojos en blanco con exasperación.

—¡No empiezo con nada, es la verdad! ¡No es mi culpa que estés ciega y no quieras verlo!

—¡Ya te lo dije muchas veces, él no me ve de esa manera! ¡No todos son como…!—volvió a gritarme, pero se frenó de golpe y ambos pudimos ver como unas gotas de agua caían al suelo junto a ella.

—¿Ya?—solté sorprendido, mirando al suelo al igual que ella.

—¡sí, ya! ¡¿o es que ahora te viene mal?!—vocifera aún más molesta.

 Mía [CORRIGIENDO]Where stories live. Discover now