Lo siento.

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Dante:

Mi mente se despierta, siento mi cuerpo pesado, quiero abrir los ojos, pero no puedo, es como si pesara una tonelada, no solo eso, también me doy cuenta de que no puedo mover ni un músculo de mi cuerpo. Mi cuerpo entra en pánico por aquello, intento moverme, pero no hay respuesta, siento una presión en mi pecho, siento que me ahogo y me pregunto si es que estoy vivo o muerto.

Entonces escucho la voz de alguien, es de una mujer y no tardo en reconocer la voz de Laura, mi pecho se oprime al escuchar sus sollozos, siento como su mano se desliza sobre la mía, la siento fría, muy fría, casi como si estuviera muerta y entró en pánico al pensar que ella está muerta, que tal vez la maté por accidente en el forcejeo, pero me calmo al escuchar sus sollozos.

No, ella no está muerta, los muertos no lloran, no sollozan y no tiemblan, entonces ¿Por qué tiene las manos tan frías? ¿Es por el frío? ¿Dónde está? Me estremezco, pero sigo sin poder moverme, quiero levantarme y abrazarla y llenarla de mi calor.

Sigue sosteniendo mi mano y escucho su llanto más cerca, está muy cerca, tanto que siento como su cabello me hace cosquillas en la piel, sigue llorando y sus lágrimas caen tocando mi mejilla, son cálidas, se siente bien, pero no quiero que llore, escucharla llorar hace que quiera llorar también.

Ella empieza a hablar, me pide perdón, se disculpa por haberme disparado, me promete siempre estar conmigo, desea que no la dejé sola, quiere que me despierte y vuelva con ella junto a nuestro futuro hijo, vuelve a llorar y siento algo suave, pero frío rozar mis labios. ¿Son sus labios los que me han tocado? No lo sé seguro, por qué estaba tan frío que parecía mármol.

Nuevamente, me desespero y deseo despertar o incluso hablar, deseaba decirla que no tenía que pedirle perdón a alguien como yo, que no era su culpa que estuviera muerto, yo deseé acabar con mi vida, por su bien y la de nuestro hijo, deseaba que fuera feliz, pues sabía que si seguía vivo y ella no me amaba no iba a poder dejarla ir.

Lo intenté una vez más, deseaba agarrar su mano y decirla que todo iba a estar bien, pero cuanto más luchaba, mi cuerpo parecía hundirse más y más en la penumbra y mi cuerpo se sentía tan pesado que poco a poco la oscuridad en mi mente me invadió y me dejé ir.

[•••]

Mis párpados se movieron, dejaban de sentirse cada vez más pesados y pronto pude abrir mis ojos y un techo alto se elevaba frente a mí, moví la cabeza ligeramente para ver dónde me encontraba, pero mi vista se detiene al ver a Laura, está profundamente dormida en una cama que estaba pegada a la mía y sus dedos estaban entrelazados con los míos.

Estiro mi mano libre y me doy cuenta de que está tiene una vía atravesando mi muñeca, por lo que con molestia, suelto por un momento la mano de Laura para poder quitarme la vía.

—Será mejor que no hagas eso—me sobresaltó una voz.

Giré mi cabeza para encontrarme con la mirada inescrutable de Luka. Se acercó y se sentó en uno de los sillones y lo acercó a mi cama.

—¿Cómo te sientes?—preguntó en un murmullo.

—¿Vivo? Por cierto, ¿Dónde estoy? No me digas que…—pregunté mirando a mi alrededor.

—no te preocupes, no estás en el hospital, bueno sí, pero no te preocupes, es la clínica de Henna.

—¿Henna? ¿Qué Henna?—volví a preguntar, pero él se quedó callado y no dijo nada y yo abrí los ojos al caer.

—¿Esa perra que te fue infiel con él bastando de Taylor en la universidad?—solté y él me echó una mirada fulminante.

Se me escapó la risa y su rostro se ensombreció, por lo que dejé reírme y me contuve.

 Mía [CORRIGIENDO]Where stories live. Discover now