¿Que más puede salir mál?

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Laura:

Después de saber aquella impactante noticia, me informaron quel bebé estaba bien, pero que estaba absolutamente prohibido ingerir una sola gota de alcohol y que debía hacer reposo al menos unos dos meses hasta que se asiente mejor el bebé.

El trayecto de vuelta a casa fue en un completo silencio, ninguno de los dos habló, después de salir del hospital, cada uno estaba sumido en sus pensamientos, miraba a Dante de reojo intentando descifrar en que pensaba, pero no había nada.

Cerré los ojos con fuerza. Esto no puede estar pasando, no me puede estar pasando esto, ¿Cuándo, en qué momento? Ya me sentía miserable por haberme dejado llevar y haberlo hecho con él.

Cuando desperté, no podía creer lo que había hecho y ni siquiera podía culparlo, por qué claramente era culpa mía. Pero como si no fuera suficiente, acostarme con quién me está haciendo la vida difícil, ¿ahora resulta que estoy embarazada de él? Mi mente intentó recordar, en que momento, siempre fui cuidadosa con eso ¿Quizás fue ese día?

Un escalofrío me invadió y moví la cabeza para desechar esos recuerdos. Pero eso no puede ser, ese día yo me tomé la pastilla, ¿Entonces como puede ser...?

El coche se detuvo frente a la casa de él, ambos bajamos del coche y Dante me tomó de la mano, lo que no opuse resistencia, no tenía fuerzas para empezar una discusión. Entramos en la casa y él me arrastró a la cocina donde me depositó en unos de los asientos de la cocina.

-no tengo hambre-me apresuré a decir, al ver sus intenciones.

-tienes que comer, ya escuchaste al médico-me recordó, abriendo la nevera.

-pero, es que...

-Laura, puedo pasar por alto que casi matas a nuestro hijo, por qué no tenías idea de ello, pero ahora tienes que cuidarte, no es solo tu vida la que está en juego ahora-soltó mirándome muy serio.

Yo lo miré con la boca abierta, ni siquiera había decidido que hacer con este problema ¿Y él ya había dado por hecho que lo íbamos a tener?

-¿Por qué hablas como si todo ya estuviera decidido?-lo confronté.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué hay decidir?-me interrogó y su frente se arrugaba cada vez más.

Desvié la mirada, moviendo mis dedos con nervioso, tomé aire varias veces para darme valor.

-Laura-volvió a llamar mi atención y yo levanté la cabeza y hablé.

-no sé siquiera tenerlo Dante-dije al fin.

Su mandíbula se desencajó y por un momento me miró como si me faltara una neurona.

-tienes que estar bromeando, ¿Verdad?

-¿Crees que bromearía con algo así?

-¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo que no sabes si quieres tenerlo?!

-¿Esperabas que saltará de alegría acaso? ¡No estaba en mis planes tener un hijo y menos si es contigo!

-¿¡Y crees que en los míos si?! Pero eso no es culpa del bebé, Laura, así que siento que el padre de tu hijo sea alguien como yo-espetó las últimas palabras algo dolido.

-¿¡Y de quién es la culpa, mía?!-le grité en respuesta.

-yo no dije eso.

-es lo que das a entender.

Ambos nos quedamos en silencio, observándonos y fulminándonos con la mirada todo lo que podemos y más.

-no puedes solo decidir por ti, también es mi hijo.

 Mía [CORRIGIENDO]Where stories live. Discover now