¡No hice nada malo!

351 18 13
                                    

Laura:

A LA MAÑANA SIGUIENTE:

El ruido de la música me sobresaltó, haciendo que despertara de golpe y aturdida.

¿Qué demonios? ¿Ahora le dio con torturarme sin dejarme dormir?

Miré a mi alrededor enfocando mejor y dándome cuenta de que no estaba en mi habitación, ni tampoco en la habitación de Dante, sino en la Beatriz, todavía aturdida y con un dolor de cabeza del demonio, me levanté de la cama y seguí la música que se escuchaba a todo volumen desde el salón.

Caminé hasta llegar al salón, encontrándome a Trix en ropa deportiva, sudada mientras seguía los pasos de un video para hacer ejercicio por la tele.

—buenos días, o debería decir buenas tardes, ¿has dormido bien?—preguntó con una sonrisa al percatarse de mi presencia.

—¿Dónde están las demás? ¿Y puedes bajar eso? Me va a estallar la cabeza—la pedí llevándome las manos a la sien.

—las demás se fueron hace media hora después de que se despertaran, —me informó, tomando el mando de la tele y pausando el vídeo de la tele.

—¿Cómo llegué aquí? ¿Qué hora es?

—¿Ni siquiera recuerdas? Aunque no me extraña, acabaste muy mal anoche, nunca te había visto beber así, pillamos un taxi para volver y son las cuatro de la tarde—me indicó señalando el reloj que estaba colgado en su pared.

¿¡Las cuatro de la tarde?! ¡Mierda! Todo indicio de cansancio o dolor, quedó en segundo plano y fue sustituido por el pánico.

—Dante—se me escapó y Beatriz me miró con el ceño fruncido sin entender por qué lo sacaba a colación.

—quiero decir, es que le prometí que pasaríamos el día juntos—mentí intentando ocultar mi nerviosismo.

—por lo que veo la cosa va bien, ¿no?—indagó Trix mirándome con esos ojos que denotaban que su curiosidad estaba aflorado.

—de maravilla, pero será mejor que me vaya—indiqué dando media vuelta hacia la habitación en busca de mis cosas.

Al volver a la habitación, me apresuré a dar con mi bolso y zapatos, mientras en mi fuero interno, temblaba, maldecía y rezaba que no estuviera muy enfadado.

Salí de la habitación colocándome los zapatos como podía encontrándome con Trix nuevamente en el salón, que me miró de arriba abajo.

—¿no quieres comer o darte una ducha? Pareces recién sacada de una tumba, vas a espantar a tu novio si te ve así—se burló.

Si lograse espantarlo solo con algo así, sería la persona más feliz del mundo, sin duda.

—no te preocupes, lo haré en cuanto llegue a casa—la dije, despidiéndome de ella y saliendo de su casa.

Caminé hasta dar con un taxi, en el que me subí y aproveché para encender el móvil que apagué en la noche. Mientras esperaba, recargué mi cabeza en el respaldo del asiento y hacía memoria de todo lo que pasó en la noche.

Tenía los recuerdos un poco disparejos y confusos, ciertamente me había emborrachado como si no hubiera un mañana, de allí el profundo dolor de cabeza, pero también había bailado de la misma manera, pero no me arrepentía, lo pasé muy bien, fue divertido poder sentirme libre, feliz y entusiasta aunque solo fueran por meras horas.

El móvil ya estaba listo y lo primero que me llegó fueron las múltiples llamadas que me había hecho Dante, tenía cuarentaiocho llamadas perdidas, en distintas horas a lo largo de la noche y parte de la mañana, también había mensajes de texto, noventa en total y unos cuántos de voz también.

 Mía [CORRIGIENDO]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora