¿Que acabo de ver?

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Laura:

Me frotaba concienzudamente, deseando sacar toda la suciedad y restos de sangre que todavía podían quedar en mi cuerpo, lavaba mi cabello, masajeándolo, cerrando los ojos y sentí unas manos sobre mí, unos labios que besaban y calentaban mi cuello, brazos fuertes y delgados pasar por mis caderas, acariciando cada parte de mi cuerpo estremeciéndome.

—Laura—escuché que murmuraba, mordiendo mi oreja, del que se me escapa un suave gemido que es amortiguado por el ruido del agua que corría.

Sus manos seguían bajando, tocando mi espalda, mi cintura, mis nalgas, a las que pegó a él, pero no se detuvo allí y siguió por la parte delantera, rozó mi clavícula, acarició mis pechos y tiró de mis pezones más qué hinchados por la creciente excitación. Vuelvo a gemir y sigue por el contorno de mi abdomen que acaricia con sus dedos, bajando hasta llegar a mi zona íntima.

—¡Laura!—escucho que me gritan y abro los ojos de golpe volviendo a la realidad.

Sigo en la ducha, pero el agua ahora sale fría, cosa que agradezco por qué todo mi cuerpo está ardiendo. ¿Qué fue eso? ¿Estaba alucinando por el cansancio? Apago el grifo de la ducha, me envuelvo una toalla al cuerpo y salgo del baño y me miro al espejo, tengo las mejillas rojas y la respiración agitada.

Dios Laura, ¿Acaso es momento de estar pensando en esas cosas? Respiro hondo varias veces, antes de salir del baño y chocarme con el cuerpo de Luka.

—¡Cuidado!—grita, agarrándome antes que caiga de espaldas por apartarme tan bruscamente.

—¿A quién se le ocurre ponerse en medio de la puerta?—me quejo, estabilizándome, agarrando con más fuerza la toalla para que no se me caiga.

No quiero presenciar la muerte de nadie el día de hoy y eso pasará como llegue a caerse mi toalla, ya vi mucha sangre para el resto de mi vida.

—lo siento, hace rato que te llamo, pero no respondías, supuse que te había pasado algo malo.

—estoy bien, no te preocupes, solo se sentía muy bien el agua—dije evitando tu mirada y alejándome de él.

—si es así bien, te dejaré para que puedas vestirte—dijo caminando hacia la puerta y saliendo cerrando después.

Suspiro y me miro al espejo, de mi habitación, me siento un poco extraña al tener que volver aquí de nuevo, el lugar que guardó tantos momentos buenos y malos, ahora se sentía desconocido, tengo los ojos enrojecidos y un poco hinchados por llorar y mientras seco mi cuerpo y cabello, recuerdo un poco más de la conversación de hace poco con Dante en el hospital.

Flashback:

—¿Por qué tuvimos que llegar a esta maldita situación?—dije golpeando su pecho dejando que las lágrimas bajen.

—No tienes idea de lo mucho que sufrí y lo que me hiciste pasar, sobre todo… Sobre todo aquella noche, esa noche que tú…—mi voz se quiebra y me estremezco de solo recordarlo.

—lo sé, lo siento.

—Y todo por unos celos malditamente injustificados ¿Te gustaría que nuestro hijo supera, que fue a causa de una maldita violación?—le escupí bajando la voz temerosa que alguien pudiera escucharnos.

—te odié tanto, pero a la misma vez mis sentimientos no me dejaban pensar con claridad, siempre estaba en duda de si irme o no, pero vi aquel mensaje y me enfurecí, después de hacerme todo eso y más, tenías la desfachatez de engañarme, no lo podía creer, fue lo que me hizo decir irme, alejarme de todo esto como sea.

 Mía [CORRIGIENDO]Where stories live. Discover now