Esto no puede estar pasando.

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Toda la clase estaba agitada, mucho más de lo normal cuando llega alguien nuevo

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Toda la clase estaba agitada, mucho más de lo normal cuando llega alguien nuevo. Incluso mis amigas no podían contener su emoción, especialmente Trix, que parecía al borde de la locura.

—¿Lo ven? El nuevo profesor viene a nuestra clase —dijo Trix incrédula.

—Al parecer, Dios escuchó tus plegarias. Solo falta que sea atractivo —comentó Anna burlándose de Beatriz.

—No olvides que también tenga un buen pene—añadió Trix, y Marian y yo las miramos con desagrado, aunque terminamos riéndonos, excepto Eva, que se veía nerviosa.

Cuando nos reunimos el sábado por la mañana y le conté todo lo sucedido, Eva se emocionó por haberse perdido algo así, pero ahora parecía que se hubiera muerto alguien.

—¿Estás bien? —le pregunté, dándole un codazo.

Pero antes de que pudiera responder, la puerta de la clase se abrió, y entró Flora, lo que hizo que el murmullo disminuyera. Mientras me preguntaba qué hacía aquí, vi entrar a Dante, y la clase quedó en silencio total.

"¿Qué demonios hacía él aquí?" Miré a mis amigas, que también tenían la misma expresión atónita que yo. "Por favor, dime que no será él. Por dios, te lo ruego."  Me repetía una y otra vez.

—¡Silencio, por favor! —pidió la profesora Flora, y todos guardaron silencio.

—Él es Dante Serra Lombardo, será su nuevo profesor de Ética y Moral y, por supuesto, su tutor —anunció ella.

Se me escapó una exhalación y pensé que por un momento todo el lugar se oscurecía, y mi corazón dejaba de latir.

—¡No puede ser!—Ni siquiera me di cuenta, lo dije en voz alta y hasta me levanté del impacto.

—¿Tiene algún problema, señorita Fontana? —preguntó Flora, levantando una ceja.

Me apresuré a sentarme, aún aturdida y enrojecida por la vergüenza de haber llamado la atención de toda la clase. Me disculpé rápidamente con la primera excusa que se me ocurrió.

—Lo siento, es que me llegó un mensaje y...

—Laura, sabes que está prohibido usar los móviles en clase —me recordó de mala manera.

—Lo siento, no volverá a pasar —me apresuré a decir, llena de vergüenza.

Afortunadamente, Flora no tardó mucho en irse, dejándonos a solas con ese hombre desagradable. "Solo deseaba alguien normal. ¿Era tan difícil mi pedido?"

De repente, Dante inició su discurso, presentando la dinámica de su clase y las normas básicas que debíamos seguir, lo que a muchos no nos agradó. Sin embargo, nos mantuvimos en silencio después de ver cómo respondió a Saúl.

Tras explicar más sobre su enfoque, decidió finalizar la clase antes de lo habitual, lo cual agradecí. Quería alejarme de él lo más pronto posible. Pero antes de retirarse, se detuvo en la puerta y me miró directamente, y temí lo peor.

—Señorita Fontana, pásese por la sala de profesores al finalizar las clases —ordenó, con una expresión seria, esperando una respuesta.

Asentí y finalmente salió de la clase. La mirada de toda la clase, incluyendo a mis amigas, se posó sobre mí, y anhelé que un agujero en el suelo me absorbiera. Por suerte, no todo era malo en mi vida, y en la siguiente clase, dejé de ser el centro de atención." ¿Realmente cree que voy a caer en una trampa y dirigirme allí?"

" No tengo idea de por qué demonios está aquí, y tampoco me interesa saberlo." Discretamente saqué mi móvil y le envié un mensaje a mi novio.

Bebé, por favor, necesito que vengas a por mí a las tres, es de vida o muerte, te explicaré todo cuando nos veamos.

Le di a enviar y él no tardó en responder.

¿A pasado algo? ¿Estás bien? ¿Por qué tan de repente? 


Te lo explicaré todo cuando nos veamos, te lo diré todo, por favor, necesito salir de aquí.

Volvió a responder, con rapidez.

Está bien, amor, allí estaré, a las tres sin falta y te llevaré a donde quieras princesa. 

Sonreí y guardé el móvil.

—¿No deberíamos estar hablando del hecho de que era dueño de un club y ahora es nuestro profesor y tutor? —me preguntó Marian con confianza.

—Realmente no entiendo cómo sucedió todo esto, no tenía idea, te lo juro —dije sinceramente, uniéndome a la conversación.

—Si me preguntan, estoy encantada. Finalmente, un profesor que alegra un poco la vista —soltó Trix, y la miré con seriedad.

—¿Qué? Estoy segura de que Caeli estaría de acuerdo conmigo —se defendió.

—Por suerte no está aquí.

—Ya verás cuando se entere, se subirá por las paredes —dijo Anna entre risas.

"Pero a mí no me hacía ninguna gracia, estar en esta situación." "¿Por qué demonios estaba aquí? ¿Acaso me estaba siguiendo? No, no podía ser."

"Laura, no seas paranoica, no todo gira en torno a ti." Me repetía una y otra vez para calmar mi ansiedad.

Las clases transcurrieron con normalidad, y cada vez que se acercaba la hora, mis nervios se ponían más y más altos. Cuando eran las 14:50, ya no pude aguantar más y comencé a recoger mis cosas.

—¿A dónde vas? —me preguntó Eva con la cara llena de preocupación.

—Tengo algo que hacer, luego te cuento —dije y me levanté de mi asiento caminando hacia el profesor, Patrick.

Le di la excusa de que tenía que ir a hablar con el tutor, que me citó, y él asintió dejándome marchar sin hacer más preguntas.

Salí a toda prisa de la clase, casi corriendo por los pasillos, mirando a todas partes para que nadie me viera. Salí del edificio y cuando vi el coche de mi novio frente a la universidad, sentí un profundo alivio, pero entonces, algo llamó mi atención. Me paré bruscamente para ver qué era.

Era él, Dante, en una zona alejada, entre los árboles, una estudiante se abalanzaba sobre él, sin dejarle margen de escape. Parpadeé varias veces, por si había visto mal, pero era claramente él. "¿Para eso vino aquí?" ¿Para acostarse con sus alumnas?" "¡Vaya degenerado!"

Como si hubiera captado mis pensamientos, giró su rostro hacia mí. Nuestras miradas se cruzaron, y al darse cuenta de que era yo, su expresión se volvió sombría. Apartó a la chica que estaba a su lado y se acercó amenazadoramente hacia mí.

"¡Oh, mierda!" Mi cuerpo, antes estático, experimentó una fuerte corriente eléctrica, y mi cerebro gritaba que saliera de allí inmediatamente. Sin pensarlo dos veces, moví mis piernas y corrí hacia el coche de Ángel, subiéndome apresuradamente.

—¡Rápido, arranca el coche! —dije con los nervios a flor de piel.

—Hoy estás bien rara. Tendrás que explicarme a qué viene todo esto —dijo confuso.

Pero arrancó el coche, y ambos nos alejamos de la universidad.

 Mía [CORRIGIENDO]Where stories live. Discover now