Capitulo 11

10.3K 653 2
                                    

Romina Lennox

15 de abril.

Me levanto un poco tarde ya que estaba demasiado cansada por mi turno en el hospital y luego venir a ver a Johan, es mejor irme para no dar más molestias aparte es obvio que esos niños preciosos aún no quieren ni verme en pintura.

Me levanto, veo asustada como un gran mechón de mi cabello cae justo en mis piernas, tocó mi pelo y veo que está corto, está un poco abajo de mis hombros todo disparejo, pego un grito mientras lágrimas salen de mis ojos, recojo todo el pelo que cortaron, ahora que le dire a las niñas a las que les prometí que les daría una peluca hecha con mi pelo, Dios hoy tengo que verlas en la tarde y se darán cuenta.

Tomó mis cosas rápidamente para salir de aquí y no volver, no puedo creer que hayan hecho esto, pensé que ya nos llevamos mejor. Voy bajando las escaleras rápidamente y me topo con Doña Erika, me ve con una sonrisa tierna pero se le borra cuando me ve llorando.

-Que pasó querida, que te tiene llorando.

Lloro más fuerte mientras le enseño los grandes mechones de pelo haciendo que suelte un grito, ella fija su mirada en mi cabello todo cortado, escucho que unas personas corren hacia dónde estamos.

-Nana estás bien ¿Qué pasó, esta mujer te hizo algo?

Tonta, eso es lo que soy ¿Enserio pensé que ahora sería amable conmigo solo porque me trató bien a noche?

Konrad me ve mal, el que crea que pude hacerle algo mal a esta señora que a sido tan linda conmigo me duele, a pesar de mis intentos demostrarle que no quería pasar una noche en su cama y que podíamos ser amigos por sus hijos fue en vano.

-Tus hijos fueron lo que hicieron algo, deja siempre de culpar de todo a Romina. Mira su pelo, ve lo que hicieron, no puedo creer que hayan hecho eso cuando ella sido tan linda con ustedes y más cuando ella vino a noche solo para ver a Johan, ella no estaba en su horario de trabajo y aún así vino a verlo.

Konrad me ve con vergüenza y voltea a ver a sus hijos, ellos solo sonríen con suficiencia, menos el más pequeño el retuerce sus dedos nervioso, los cuatrillizos me ven con una ceja enarcada como esperando que me ponga como una loca y los ataque.

-¿Como se les ocurre hacer eso? le deben una disculpa a Romina, están castigados.

-No nos vamos a disculpar con ella.

Eda me ve como si fuera la causa de todos sus problemas, pensé que ya habíamos avanzado y podíamos llegar a ser amigas, suspiro y me encamino a la salida.

-Tú también le debes muchas disculpas Konrad, siempre la andas acusando de tantas cosas y cuando ves que ella no fue no eres capaz ni verla a los ojos y pedirle perdón por ser un cabron. Espera, te acompañaré a una peluquería para que arreglen tu pelo si, ya no llores.

-No se preocupe Doña Erika estaré bien, me deja darle un abrazo de despedida.

-¿Des... despedida?

-Si, ya no seguiré molestándolos, hablaré con la señora Amelia para poner a uno de mis conocidos como el pediatra de sus nietos.

Ella me ve triste y veo cómo Ethan trata de venir a mi asustado, pero Mathew no lo deja.

-Creo que estás haciendo un gran drama solo por cabello, va crecer así que no veo el problema.

Konrad me ve fríamente pero siento ver miedo en sus ojos, debo estar mal. Sonrío débilmente mientras niego, me acerco a doña Erika y la abrazo, ella me abraza fuertemente mientras susurra una pequeña disculpa. Se separa de mi pero me mantiene agarrada de la mano mientras voltea a ver a todos los presentes

-¿Saben porque su pelo era tan importante? porque ella lo dona a los niños con cancer, y ya tenía a las dos niñas a las que les había prometido una peluca con su pelo, yo fui con ella al hospital donde trabaja y conocí a esas niñas.

Todos ven a su nana asombrados por lo que dijo, voltean a verme enseguida y puedo ver en los ojos de los pequeños que se sientes mal ahora por lo que hicieron.

-Lo siento por molestarlos con mi presencia pero no era necesario llegar a estos extremos, no volverán a verme así que pueden estar tranquilos.

Salgo de esta casa y llegando al final de las gradas de la entrada escucho mi nombre de una vocecita que extrañare mucho. Ethan esta viéndome triste desde las puertas de su casa, las cuales están totalmente abiertas y todos los demás nos miran, subo rápidamente para cargarlo y abrázarlo una última vez, el se engancha de mi cuello mientras llora conmigo, sonrió entre lágrimas porque al menos le agrade bien a uno.

-No te vayas, perdón por lo que hicimos.

-Mmm así que también ayudaste en esto he pequeño.

Lo bajo y me quedo hincada para estar a su altura, el me ve nervioso y asustado por confesarlo, lo calmo mientras acaricio su pelo.

-Adiós Ethan, cuídate mucho pequeño y no dejes que nadie apague tu brillo mi niño, sigue pintando y dibujando porque eres excelente en eso, y lo que dijo esa señora no es cierto, eres maravilloso con tus pinturas.

Me ve emocionado por mis palabras mientras da saltitos con una gran sonrisa en su cara.

-Si te gustan mis dibujos Romina.

-Me encantan, así que cuídalos y aguardarlos bien, ahorita que me recuerdo tengo algo para ti.

Sacó el folder de mi mochila donde traía sus dibujos. Agarro los dibujos con cuidado, hice lo mejor que pude tratando de arreglarlos, el me ve con más lagrimas en sus bonitos ojos mientras agarra sus dibujos con las manos temblorosas.

-Hice lo que pude tratando de arreglarlos.

-Gracias Romi, gracias.

Me abraza fuertemente así que hago lo mismo ya que es la última vez que lo vería, veo hacia dentro de la casa y veo cómo Konrad y los demás niños nos ven.

-Ahora si Ethan, tengo que irme cuídate mi pequeño niño.

No quiere soltarme así que es doña Erika quien lo suelta de mi mientras lo carga, se retuerce en sus brazos para tratar de venir conmigo. Camino rápidamente hacia dónde está mi auto y salgo de esta casa sintiendo mi pecho oprimirse ante la idea de que ya no los veré.

Ya no los veré, nunca me había dolido tanto dejar de ver alguno de mis pacientes, por alguna extraño razón estos niños eran especiales, eran diferentes a los demás que he conocido.

Quédate Con Nosotros Where stories live. Discover now