Capitulo 14

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Romina Lennox

27 de abril.

Me levanto temprano para hacerles el desayuno, unos panqueques con fruta, miel o chocolate creo que les gustará, ya haber terminado de hacerlo me dirijo a la habitación donde están todavía dormidos, despierto a uno por uno y luego nos dirigimos a la cocina y cuando ven la comida sus caras se iluminan.

-¿Hace cuánto están en la calle?.

Ellos bajan sus cabecitas tristes.

-Creo que más de un año, ya perdimos la cuenta de los días, nuestros padres nos abandonaron, no sin antes decirnos que fuimos un error para ellos y que no querían tenernos.

Odio a la gente que abandona a sus hijos, tantos deseando ser padres y luego están los imbeciles que tienen ese privilegio y no la saben valorar.

-¿Cuando nos sacarás tú de aquí?

Me duele que lo pregunte como si fuera algo normal a lo que están acostumbrados.

-Por mi los dejaría aquí conmigo, pero tengo que llevarlos a un orfanato para que revisen su caso.

Niegan asustados.

-No, ya escapamos de ahi porque quieren separárnos y mandarnos con diferentes familias.

-Me encargare de llevarlos a uno de los orfanatos que donó algo de dinero, hare que no los adopten por separado, no los dejo aquí conmigo porque puedo meterme en problemas hasta con la policía porque creerían que los secuestre o algo.

-¿Enserio harás que no nos separen?

-Lo prometo.

-Tambien significa que ya no te veremos, has sido la única que a sido buena y amable con nosotros.

-No, porque seré la doctora de su hermanita y de ustedes porque aún siguen siendo unos niños, por cierto ¿que edad tienen?

-Como verás nosotros 4 somos cuatrillizos  y tenemos 10, Raina y Raymond que tienen 6.

-Si son unos bebés todavía, yo me encargare de ser su doctora y estar pendiente de ustedes una vez los lleve al orfanato les parece, tratare de ir a verlos cada día en lo que les buscan una familia que los quiera y los cuiden bien.

Asienten tristes.

Es mi día libre de trabajo pero tengo que ir al hospital, trato de acomodarlos en mi camioneta, gracias a Dios es algo grande, llegamos al hospital para hacerle exámenes a cada uno, tardarán en tenerlos listos así que los llevaré a comprar ropa porque no es bonito que anden con ropa que les queda tan grande.

La mayoría de la gente nos ve raros por cómo van ellos vestidos, voy tras de ellos asegurándome que no se alejen, los mayores llevan de la mano a los dos más chiquitos, siento que agarran mi mano, volteo a ver a Alex el cual mira a todos con miedo, creo que siente mi vista en el porque voltea a verme rápido, le sonrió para tratar de tranquilizarlo.

Llegamos a una tienda de ropa de niños, pido ayuda a varías trabajadoras para que les ayuden a buscar ropa y de una vez irse cambiados, les compro 8 mudadas a cada uno y dos pares de zapatos.

Van todos felices cada uno con la bolsa de su ropa, rio divertida al ver cómo van saltando entre las líneas del piso, ya que no cabrá todo en mi camioneta, le pido a uno de los guardaespaldas que me tiene papá que los lleven en sus carros, los niños ven como ellos se llevan las bolsas a otro carro.

-¿Quienes son y porque se llevan nuestras cosas?

-Son mis guardaespaldas, mi padre me cuida mucho así que tienen personas cuidándome, ahora también cuidarán de ustedes vale.

-Tú papá debe quererte mucho.

Volteo hacia Armand el cual va en el lado del copiloto, su mirada está perdida.

-Tanto como yo lo quiero a él.

Voltea a verme con una expresión de tristeza.

-Tienes suerte, a nosotros nuestro padre nos despreció, igual nuestra madre, si ellos lo hicieron dudo que llegue alguien que nos vaya querer adoptar a todos.

-Es cierto, en el orfanato donde estábamos nos dijeron que si seguíamos con la idea de que nos adoptaran a todos, nunca nos iríamos de ahí, que aprovecháramos que alguien se fijara en alguno de nosotros.

-Tonterías, va haber alguien que los quiera, si no mírenme a mi y a mis hermanos, nuestro padre en realidad es nuestro padre adoptivo, y mi madre es la mamá adoptiva de los hijos de el.

Veo por el retrovisor que los otros niños están interesados en la charla, decido llevarlos a comer hamburguesas.

-Esto sabe a gloria.

Me río de Adam porque tiene toda su cara llena de salsa, es la primera vez que ellos logran comer esto, según lo que me dijeron.

Los días pasaron muy rápido, los exámenes estuvieron listos, todos están bien de salud, menos Raina, vi como sus corazones se rompieron cuando les expliqué la gravedad de la enfermedad de la pequeña, les prometí hacer todo lo posible para salvar a su hermanita.

Los tuve varios días en mi casa hasta que fue el momento de llevarlos a un orfanato, me rompió el corazón ver cómo me miraban con súplica que no los dejara ir, lamentablemente no me dejaron tenerlos conmigo en lo que les buscan una familia.

Cada día iba a verlos, les llevaba comida y de vez en cuando uno que otro juguete, Raina se quedaba en el hospital, pero un día ellos quisieron dejar de verme, no querían verme en el orfanato, en el hospital casualmente siempre venían cuando yo estaba en alguna emergencia.

Quiero adoptarlos, quiero que sean mis hijos, pero el que no quieran verme me hace dudar en decirles o no.

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