Epílogo.

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Romina Hoffman.
20 de octubre de 2024

Sonrío enormemente al ver mi reflejo en el espejo, mis ojos se llenan de lágrimas al saber que el momento que tanto anhelé al fin está pasando.

Voy a casarme con el amor de mi vida.

-Arruinarás tu maquillaje mi niña.

Volteo a ver a mamá, quien está con lágrimas en sus ojos, pero con una enorme sonrisa, mi sonrisa se hace más grande al ver a la pequeña bebé de apenas dos meses en sus brazos, la personita que Konrad y yo creamos.

Lleva un pequeño vestido rosa igual que sus demás hermanas, la cuales están atrás mía y me miran con grandes sonrisas, Luisa aplaude feliz.

-Mami bonita, te ves como una princesa.

-Como una reina, así te vez mamá.

Los brillantes ojos verdes de Eda me miran a través de el espejo.

-Y que sería de mi sin mis 10 princesas.

Volteamos hacia la puerta en donde mi suegra y cuñadas entran, mi suegra lleva una caja en sus manos. Igual mis hijos entran, se quedan inmóviles al verme.

-Wow mamá.

Evan se queda con la boca abierta, al igual que los demás.

-Te ves como una reina, mamá.

Los demás asienten efusivamente, mis pequeños hombrecitos están vestidos con unos trajes que los hacen ver adorables.

-Y toda reina necesita una corona, mi hijo te manda esto.

Mi suegra se acerca para que pueda abrir la caja, mi boca se abre del asombro al ver la bonita corona de diamantes.

-Esta loco.

-Puede ser, pero lo está por ti ¿quieres llevarla, querida? Y se verá bien con el velo, de eso no te preocupes.

Ella me ayuda a ponerla, cuando volteo a verme, las ganas de llorar solo se hacen más fuertes. Mi suegra también tiene sus ojos llorosos mientras abanica mi cara.

-No podemos llorar, hoy es un día de total felicidad.

Ella toma mis manos.

-No puedo estarte más agradecida, Romina. Llegaste a la vida de mi hijo y nietos para mejorarla, eras lo que tanto les faltaba, pero ellos no lo sabían, desde el momento que empezaste a cuidar de ellos, yo te empecé a querer como una hija más.

Le doy una sonrisa tembloroso mientras aprieto sus manos.

-Me dice que no hay que llorar y me dice estas lindas palabras.

-No es por nada cuñada, pero el novio está muy impaciente.

Una de mis cuñadas me enseña su celular y veo los mensajes de Konrad preguntando porque tardamos tanto o si me estoy arrepintiendo de casarme con él y por eso no hemos llegado a la iglesia.

-Solo me dejan a solas un momento con mis 19 hijos mayores.

Mi madre, suegra y cuñadas se llevan a Luisa, Annelise y Marco, mis demás hijos me miran curiosos, los veo con una gran sonrisa, recorro mi vista desde mis 8 pelinegros, mis 6 rubios y mis 5 pelirrojos.

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