Cap. 62 - El diario del emperador

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Desde hace semanas, durante su estancia en el plano de los sueños, Hunter evoca el recuerdo de un espacio rocoso lleno de papeles, plantas marchitas y huesos lijados de animales en el áspero suelo de una lóbrega cueva

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Desde hace semanas, durante su estancia en el plano de los sueños, Hunter evoca el recuerdo de un espacio rocoso lleno de papeles, plantas marchitas y huesos lijados de animales en el áspero suelo de una lóbrega cueva. Es intermitente, normalmente viene a su mente en las noches luego de una jornada de extenuante carga laboral.

Él juraba que Belos lo llevó a ese lugar, más concreto llamarlo "escondite", establecido dentro de las montañas que camuflaban a Latissa, más allá del frondoso bosque de Bonesborought, cerca de una playa. Guiándose por vagas sensaciones y un recuerdo nublado, Hunter se aventuró a las fallas geológicas próximas de la luminosa ciudad con el objetivo de calmar su curiosidad.

Para bien o para mal, no le tomó mucho tiempo divisar una montaña, casi a un kilómetro de sobrevolar a Latissa mediante su bastón. Se preguntó si era el lugar indicado; un deja vu le hizo saber que era obvia la respuesta. Percibió un fuerte pinchazo en el pecho y murmuró «Es aquí» de forma automática.

El horizonte se tornaba cada vez más claro. Sí, Belos lo trajo allí durante una etapa temprana de vida, por eso no identificaba si lo que vio en sueños era real o solo una jugarreta de su cerebro. Al final, resulta que desbloqueó un recuerdo muy oculto de su ser.

Instantáneamente, otra cuestión se asomó: "¿Qué exactamente es este lugar?". Hunter moría por averiguarlo. Ayudado de su bastón mecánico, hizo a un lado la gigantesca piedra en forma de balón que cubría la entrada, bastante más pequeña de lo que creía. Agachándose logró ingresar a la cueva.

Era tal y como visualizaba en los sueños: libros tirados por doquier, plantas secas en macetas por los rincones, teorizada que se trataba de una clase se pasatiempo o estudio profundo de su tío sobre los aquelarres herbáceos. Asimismo, se topó con huesos de animales llenos de polvo en medio de la habitación, debajo de una mesa de piedra. En esta, estaban desparramados varios mapas del antiguo Bonesborought.

Moviendo algunos pergaminos, Hunter halló lo que parecía ser el plano de... una persona. Es decir, esquemas complejos y bien detallados dedicados al estudio de la anatomía de una bruja. El rubio arqueó una ceja, no encontraba el saco de bilis mágico en aquellos diseños, en su lugar una piedra circular con la descripción de "Galdorstone" lo había sustituido.

Conclusión a la que llegó Hunter:

—Laboratorio secreto —susurró aguantándose la emoción, puesto el descubrimiento consistía en una pieza invaluable del legado del primer emperador de las Islas Hirvientes.

La emoción aumentó con creces luego de que debajo de tanta papelería encontrara un pequeño libro marrón con tapa de cuero desgastada.

— ¡Un diario! Titán, me saqué la lotería —expresó contento.

El eco del lugar llamó su atención. Guardó varias cosas de su interés en la mochila que llevaba y se dirigió al fondo de la habitación, dónde la luz desaparecía tenuemente.

La lucha de una Madre Búho - TOHWhere stories live. Discover now