Cap. 49 - Beso no tan accidental

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—Guau, un momento hogareño increíblemente pacífico —comentó la bruja al aire, teniendo su desprendida mano izquierda cómo soporte para un libro; mientras que con la otra batía la mezcla del caldero—. ¿Cuándo será arruinado?

— ¡MAMÁ! —Sumado al bullicio del portazo, Luz chilló desde la sala con toda la fuerza de sus pulmones.

—Ahí está...

— ¡Mamá, mamá! ¡Mami! ¡Buah! —Entre medio de su emoción y torpeza, la morena tropezó con nada menos que el mismo aire, cayendo abruptamente al piso, pero la caja de cartón que traía amortiguó un poco el golpe—. ¡LO LOGRÉ! Por fin hice que Hooty vomitara mi paquete que llegó el mes pasado.

— ¿Hablas de los champiñones de fuego importados desde Latissa? —preguntó Eda, ayudándole con su única mano a reincorporarse.

— ¡Esos mismos! —exclamó la menor. Apresurada a darles un primer vistazo, tiró de una arrastrada todos los libros de la mesa. Abrió la caja y la cosquilla en su olfato no tardó en aparecer—. Titán, qué olor tan penetrante, ¡me encanta! Mis pociones de fuego serán más poderosas a partir de ahora.

—Me alegra mucho, cariño. —Revolvió su cabello con ánimo. Acto seguido, le dio un pequeño pique en sus mejillas—. Ahora lava tus manitos y sigue batiendo las pociones de la semana. Iré al baño un segundo y luego prepararé la cena.

La bruja salió de la cocina, y con ella se llevó el libro: "Cuidar a una adolescente, volumen 7" para ganar algo de tiempo.

—Está bien —asintió la morena—. Rayos, muero de hambre, solo déjame...

El frasco de galletas sobre la alacena, su mayor rival no vivo. Todavía no posee la altura suficiente para tomarlo, incluso parada de puntitas le es imposible. Rendida por la imperfección de sus 1.54 metros, Luz usó su varita para atraerlo a sus manos.

Su mayor enemigo lo hizo de nuevo, estaba vacío y ella renegó porque seguro King aprovechó a comerse todo el contenido cuando trató de que Hooty vomitara su paquete.

— ¿Y ahora qué?

Luz peinó su largo cabello, lo que accidentalmente hizo que se fijara en su caja que dejó en la mesa.

—Tentador. Muy tentador.

A simple vista los champiñones resultaban comunes, salvo por un color rojizo y puntitos circulares en la parte superior. Para Luz, se asimilaba a pequeños caramelos picosos.

—Dudo que un exótico bocadillo me haga daño —filosofó en voz alta—. Además, los champiñones de fuego son inofensivos.

Eso cree. Luz tenía una excusa para engañar a su propia cabeza: Siempre cerciorarse de que los ingredientes a usar sean de una calidad media-alta. A veces elabora con productos piratas. Solo los utiliza cuando su madre está impuntual en los plazos de entrega de pociones a domicilio mediante la app de Taliamigos Eats.

—Tal vez una probadita me haga saber si son inofensivas o no. Mi sentido del gusto es muy bueno —comentó decidida. Su mano actuó por sí sola, "accidentalmente" llevando el raro ingrediente a su boca—. Ufff... sí son picosos.

— ¿Luz? —Regresó sin mucha demora, y lo primero en lo que se fija es que su niña trataba de tomar otra seta—. Niña, ¿acabo de ver cómo te comiste un champiñón de fuego?

—Es posible... —balbuceó con la boca llena, avergonzada de que su madre la viera como una bruja golosa—. ¡Ay! Se veían tan tentadores y siempre dices que un snack en la tarde nunca cae mal.

—Me refería a comida más común. Ya sabes, palomitas o galletas de insectos, ¡no un ingrediente de pociones! —regañó Eda, esperando que su hija recapacitara. Tontamente creyó que Luz había madurado en ese aspecto—. Luz Clawthorne, escupe esa cosa en este instante.

La lucha de una Madre Búho - TOHWhere stories live. Discover now