Cap. 3 - Aprendiendo a ser madre

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— ¡Oh vamos! Ya ha pasado casi 1 mes, no es tarde para que te acostumbres —insistía Eda, intentando que su hija aceptara recibirle el pecho

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— ¡Oh vamos! Ya ha pasado casi 1 mes, no es tarde para que te acostumbres —insistía Eda, intentando que su hija aceptara recibirle el pecho.

Amamantarla, porque, según el libro y Magianet, es mucho mejor que darle simple leche en fórmula. Fue duro, incómodo, sobre todo vergonzoso, pero gracias a ciertos aparatos, masajes y mucha magia, poco a poco sintió una sustancia líquida emanar de sus pechos.

Luego de un par de minutos, sin éxito, Eda se rindió. No era la primera vez que ofrecía leche materna a la niña, que siempre se negaba, seguramente porque se empezaba a acostumbrar a los chupones del biberón. Sin otra opción, Eda optó nuevamente por la clásica fórmula láctea.

—Con que haciéndote la difícil... —murmuró con los ojos entrecerrados.

Era de noche, todos en casa se alistaban para descansar, incluyendo la bruja que tenía un raro aparato pegado en uno de sus pechos, mientras tentaba con quedarse dormida sentada en su nido.

—Un par de minutos más y me quitaré esta cosa, solo espero que nadie... —susurraba entre bostezo, cuando de pronto un estruendo en la puerta de su habitación la alarmó.

— ¡Hey, Eda! Estaba lavando esta manta que trajiste junto con Luz, y me preguntaba si... —King, de un portazo, invade la privacidad del cuarto que Eda compartía con la bebé. Para su mala fortuna, no era un buen momento—. ¡Mis ojos! ¡Mis lindos, pequeños, pero para nada inocentes ojos!

— ¡Largo de nuestra habitación! —exclamó Eda sumamente avergonzada, quitando el aparato del pecho y acomodándose la polera que usa de pijama. El grito y estruendo provocaron que la pequeña comenzara a lagrimear del susto—. Lo siento, Luz... —Tuvo que volver a tomarla en brazos. Un par de mimos usualmente eran suficientes para calmarla—. ¿Q-Qué te sucede?

— ¿Qué te sucede a ti? ¿Por qué tenías esa cosa pegada en tu glándula mamaria de mediano tamaño? —preguntó King, refiriéndose al sacaleche que Eda escondió en el cajón de su mesa de noche.

— ¡P-Por nada! Solo vete y cierra la puerta... con cuidado —susurró eso último, ya que Luz se había tranquilizado; más rápido de lo normal.

— *Gasp* Tratas de amamantarla como una mamífe... —King no terminó, un libro que Eda le lanzó casi cae en su hocico—. ¡Ja! ¡Fallaste!

— ¿Mis oídos escucharon bien? Hoot, hoot. —Apareció el búho por una de las ventanas de la habitación—. ¡Oigan chicos! ¡Eda intenta amamantar a la niña! ¡Hoot! 

Con su llamado, atrajo a más búhos de diferentes tamaños que entraron por la ventana.

La privacidad no valía nada en esa casa.

— ¡Está bien, lo admito! —Se encontró atrapada.

Si lanzaba el libro antes, tal vez hubiera podido callar a King y evitar un escándalo. Ahora tenía a King, Hooty y un par de búhos frente a ella esperando por una explicación.

La lucha de una Madre Búho - TOHWhere stories live. Discover now