Cap. 51 - Superación y hermanos, ¡muchos hermanos!

2.7K 229 445
                                    

— ¡Ma, Ghost no quiere comer su pan! —chillaba Amity por los pasillos, dirigiéndose al cuarto de su madre con su taliamigo en brazos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¡Ma, Ghost no quiere comer su pan! —chillaba Amity por los pasillos, dirigiéndose al cuarto de su madre con su taliamigo en brazos.

— ¿Le estás dando pan a ese gato? —cuestionó Odalia de inmediato. Ella terminaba de ordenar algunos papeles espaciados en su cama y las palabras de su hija no hicieron nada más que descolocarla.

—Para empezar, mi Ghost es chica —corrigió Amity. Para cerciorarse volteó a su taliamigo y lo puso patas arriba—... creo. Pero no quiere comer desde la mañana y eso me...

—Carajo... —masculló la mayor, tomándose la cabeza luego de que un fuerte pinchazo la mareara por unos segundos—. Ugh, sí. Lo siento, olvidé comprar comida para ella.

—Mamá... —Amity la miró con sospecha. Dejó a Ghost a un lado, y respiró hondo tras sentir un aroma dulce muy conocido en el ambiente. La copa con gotitas de tono rojizo aseguró su sospecha—. ¿Tomaste sangre de manzana? Todavía ni almorzamos.

—Solo fue una copa —excusó Odalia, pero la menor arqueó una ceja y se cruzó de brazos. El sumado ceño fruncido de Amity la obligó a confesar—. Bien, digamos que un par. No lo hice a propósito, me confundí con las botellas porque ALGUIEN mueve todo en el refrigerador y lo pone en lugares que yo no lo dejo.

—Buscaba la leche para Ghost —excusó también Amity, siendo secundada por el taliamigo con algunos maullidos y asentimientos.

—Dime qué por lo menos la calentaste.

A esa altura, Odalia se preguntaba si comprarle algunos libros sobre cuidados de gatos sería lo más adecuado para su hija. Lo último que quisiera era que la niña le dé algo venenoso al taliamigo.

—Digamos que... parecía más queso que leche —recordó Amity con una mueca repulsión, acción imitada por Ghost. El sentido común de ambas afloró, por lo que Amity se abstuvo de darle ese apestoso menjunje—. No te preocupes, bebé gatuno, tu abuela comprará comida y arena para tu caja.

Amity cargó nuevamente a su taliamigo en brazos, rascándole en su cuello, acción que le encantaba hacer porque Ghost ronroneaba y se acurrucaba de manera cariñosa con ella.

—Creo que de eso te encargas tú, tengo que salir a hacer unos importante asuntos. Demoraré —señaló antes de exhalar pesadamente. Le hubiera encantado que sus hijos gemelos vayan ese día a su casa, junto a Alador, para tener una tranquila cena—. Si no regreso en ocho horas, pide comida.

— ¿Pero a dónde vas? —preguntó la menor. No cree que sea el trabajo, su madre todavía mantenía labores administrativas de la empresa dentro de casa.

—Iré a un infierno burocrático —canturreó Odalia, para que no sea tan malo como se puede pensar.

Los papeles ordenados en un fólder debajo del brazo es uno de tantos papeleos que requiere hacer con urgencia antes de medianoche, que es cuando entraría en validez algunas nuevas normas dadas por el nuevo aquelarre del emperador.

La lucha de una Madre Búho - TOHWhere stories live. Discover now