Cap. 25 - Día de la madre's

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Unos días después

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Unos días después.

—Hermana, la cena ya está lista —llamó Edalyn, asomándose por la semi abierta puerta de la habitación de invitados. Fijó su vista en la cama, concretamente en el bulto debajo de sábanas y ropa acumulada en pilas desordenadas—. Sabes, me encanta que de vez en cuando te mudes algunas semanas con nosotras para pasar tiempo en familia, pero si pudieras asear tu habitación...

—No es mi culpa —interrumpió la mayor que yacía bajo los suaves montículos, en un apagado tono que apenas Eda escuchó—. Luz usa mi habitación como salón de juegos. 

Lilith tampoco cooperaba. Ella le permitía a Luz saltar en su cama y a King destrozar todos los peluches, provocando que el relleno se esparza por todos lados. Aparte, hacían desfiles de moda y armaban fuertes de almohadas, dando como resultado un caos que Eda se encargaba de limpiar ya que su hermana trabajaba, Luz iba a la escuela y King dormía la mayor parte del día.

Desde que Lilith pasa algunas semanas en la casa búho, cada cierto tiempo, Eda no se preocupa por el dinero. Con la renta que le cobra a su hermana le basta y sobra.

—Hey... —balbuceó Eda, sentándose al borde de la cama. Lilith emergió de todo el desastre—. ¿Te encuentras bien? —preguntó, un tanto preocupada de las inusuales ojeras que adornaban el pálido rostro de su hermana.

—Edalyn... —Entrelazó su mano con la de ella, dándole a entender lo mal que se sentía en esos momentos. Necesitaba su compañía—. Tengo tanto problemas en mente... y ahora... no paro de pensar en él.

Sus palabras fueron calladas por un repentino sollozo, que Eda intentaba calmar acariciando su cabello. La falta de sueño por las noches en vela pensando en la figura de aquel hombre en el restaurante no causaba más que estragos en su ánimo.

—Hazme un espacio —orilló a Lilith a un lado de la cama, así le haría un pequeño hueco donde ella pueda acostarse a su lado—. Deberíamos hacer una pijamada con Luz. Ya sabes, cosas de chicas malas —susurró, apoderándose exclusivamente las almohadas

—Sí... —murmuró Lilith, más cómoda al sentir el aura de tranquilidad y relajación que solo su hermana podía contagiarle.

Pasaron unos minutos, Eda acariciaba el cabello de su hermana mientras esta intentaba cerrar los ojos y conciliar el esquivo sueño de un par de noches.

—Lo amaba —susurró la mayor, con una pesadez que se resistía a abandonar su mente—. Y él también sentía lo mismo. ¿Por qué lo obligaron a casarse si éramos felices juntos?

No lo entendía, y el hecho de ser un matrimonio arreglado la hacía sospechar más. Lilith, en ese entonces, era una reciente miembro del aquelarre del emperador; él, el heredero de la poderosa familia Blight. A los ojos de los demás, pertenecían al mismo mundo y clase social.

Eda hurgó en sus pensamientos, pero no encontró palabras reconfortantes para ella. Le era muy difícil empatizar en una situación en la fue apartada.

La lucha de una Madre Búho - TOHWhere stories live. Discover now