🥀Capítulo 54🥀

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Gracias por haber comentado tanto en estos últimos capítulos, se los agradezco mucho🥺♥️espero leer muchos también hoy.

Abby

Me tenía cautiva y protegida en las entrañas de Eros.

El dolor no estaba, todo mi cuerpo se sentía entumecido y ligero, quería estar así siempre.

Había una luz tenue por encima de mi cabeza, una manta cálida cubría mi anatomía, me hallaba postrada en una cama de hospital en una de las tantas habitaciones de Eros; mis signos vitales eran monitoreados, contaba con todo lo necesario para mi bienestar. Todo gracias a Kylian.

Sabía que estaba aquí, solo él era capaz de fundirse con la oscuridad, como un espectro casi irreal y siniestro, la sombra que me había vigilado durante años. Alcanzaba a apreciar el sutil brillo perverso de sus ojos puestos en mí. Su presencia abrumadora consumía el oxigeno y aumentaba los latidos de mi corazón, la maquina a mi costado me delató.

—¿Piensas mantenerte ahí todo el tiempo? —Articulé con dificultad. Mi voz estaba bastante ronca.

En otro momento habría asegurado que sonreía, sin embargo, podía sentir la tensión hasta acá, su furia era incluso mayor, pero no quería recordar el motivo por el cual me hallaba aquí. Era demasiado doloroso pensar en lo que perdí en ese lugar, no estaba capacitada para lidiar con la realidad de que me quedé sola, completamente sola.

En silencio se precipitó hacia mí, pasos lentos y calculados. La luz le tocó el rostro cincelado en hielo y belleza, las sombras fluyeron a la superficie, anclándose en sus ojos, oscureciéndolos. No había compasión, no había piedad, solo una nada inmensa que me asustó demasiado. La calidez que pude advertir entre sus brazos cuando me encontró, se esfumó como si nunca hubiese estado ahí.

Pero esto era Kylian, representaba a la perfección lo que llevaba por dentro. Tal vez nunca terminaría de conocerlo.

—¿Qué sucede? —Pregunté temerosa.

Silencio de nuevo mientras se sentaba a mi lado sobre un sofá. Di un recorrido a su cuerpo sin encontrar al menos una sola lesión, no había rasguños, nada que me hiciera saber que lo ocurrido fue real, sin embargo, mi cuerpo podía dar fe de que si fue así.

—¿Cómo te sientes? —Respondió con otra pregunta.

—Es difícil decirlo —confesé en voz baja, mi mano buscó la suya, él la aceptó. Me estremecí en el roce suave y posesivo que empleó sobre mi piel—. Mis padres, ¿ellos...?

—Murieron, ambos —dijo sin filtros, sin nada de consideración. Así era él.

La noticia extendió más el vacío que perforó mi pecho, ahí donde alguna vez estuvo mi corazón, ese que latía con ilusión, repleto de alegría, incluso por encima de los problemas, estuvo completo y feliz. Ahora ya no había nada de eso. Me arrebataron todo, no me quedaba nada, ni siquiera podía asegurar que tenía a Kylian, porque al final de cuentas, él jamás fue mío.

Estuvo en todo momento, pero a medias. Así es como sería siempre: yo daría un ochenta por ciento y él solo un veinte.

Y pese a ello, lo amaba, lo amaba tanto, de una manera enfermiza y oscura, un sentimiento poderoso y devastador que sacudía mis emociones y me recordaba lo que yo en realidad quería y siempre fui.

—¿Dónde están?

—Me he hecho cargo de todo.

—¿De todo? —Averigüé, pensando en Cami y Rowan.

Aún trataba de asimilar que mi propia hermana mató a mi madre y condenó al mismo destino a mi padre, me condujo hasta esa trampa y casi mataba al amor de mi vida. No se hallaba en mí el perdonarla, no podía, la amaba demasiado y me quemaba por dentro tener que aceptar que a ella también la perdí. Kylian no la dejaría vivir y yo no quería que lo hiciera, no movería un solo dedo para salvarla.

Eros ©Where stories live. Discover now