⛓Capítulo 14⛓

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Abby

No era capaz de dar un paso fuera del baño.

Aún me temblaban las piernas y mi cabello no tenía el mejor aspecto. El rojo no abandonaba mis mejillas y la marca de los dedos de Kylian en mi cuello apenas se diluía. Me rocé la piel y evité seguir mirando mi reflejo, posé la vista en mis dedos adheridos al borde del lavabo. Quería llorar de frustración.

Esto se me salió de las manos y ya no sabía que hacer.

No quería seguir engañando a Rowan, él no lo merecía, era un buen hombre, el novio casi perfecto. Lo que estaba haciéndole... Dios. Nadie debía pasar por algo así, yo no debía seguir con esta situación, debía encontrar la manera para terminar con él, no porque pensara en tener algo con Kylian, eso no sucedería ni en un millón de años, simplemente no era correcto continuar mintiéndole en la cara, lo amaba, lo quería, y por ese amor que aún conservaba por su persona, lo mejor sería dejarlo ir.

Contraje los dedos de las manos.

Decirle que lo dejaba porque le fui infiel vendría a ser lo mejor, sincerarme de una vez por todas. Sin embargo, Rowan no descansaría hasta sacar el nombre de mis labios y dar paso a una tragedia no se encontraba en mis planes, tampoco terminar con la amistad que esos dos tenían, echarme la culpa por completo sería lo correcto. Afrontaría las consecuencias sola, desde ya estaba tratando de asimilar que mi vida se arruinaría y que lo más seguro sería que me fuera a vivir a otra ciudad, a otro país o a un lejano continente.

—Abby —pegué un grito al oír su voz del otro lado de la puerta—, ¿estás bien? Has demorado mucho.

—Sí —carraspeé—, en un momento salgo.

Acomodé los mechones de mi cabello con prisa, al igual que mi vestido y las pocas arrugas que quedaron. No terminé de abrir la puerta cuando Rowan ya lo había hecho por mí. Me miró, confundido, dándole un recorrido a mi aspecto. Me paralicé sin estar segura de sí la evidencia de que había follado se fue del todo.

—¿Estás bien, amor? —Preguntó serio.

Cerró la puerta y posó las manos en la curva de mi cara, me acarició con dulzura mientras buscaba mi mirada con desesperación, pero no me atrevía a sostenérsela.

—Abby, ¿qué está pasando? Desde hace días te noto extraña.

Tenía un nudo en la garganta que con esfuerzo tragué, empujando a las palabras a salir.

—Rowan —musité agobiada.

Debes decírselo, Abby, es lo justo.

—Rowan, yo... —mordí mi mejilla interna—, yo...

—Puedes decirme lo que sea, mi amor —me obligó a mirarlo—, confía en mí como yo lo hago en ti.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Él confiaba en mí y yo lo había defraudado con su mejor amigo. Era una golfa cualquiera que ni pidiéndole perdón de rodillas podría ser merecedora de su amor.

—No quiero casarme, Rowan —solté sin más. La dulzura se volvió hielo y su agarre en mi piel se enfrió—. No quiero...

—Calla —pidió, interrumpiéndome—. Pensé que ya habíamos hablado de esto, Abby —susurró con pesar—, te daré tiempo para que acabes tu carrera y hagas lo que tengas que hacer, después nos casaremos, linda, ¿qué parte de eso no has entendido?

—Es que no quiero casarme —ni seguir siendo tu novia—, quiero terminar esto. —Nos señalé a ambos.

Su agarre en mí cedió, pero no retrocedió un centímetro. Estaba llorando a mares sin poder contenerme, ni siquiera me di cuenta de en que momento se me humedeció toda la cara, pero no podía parar; romperle el corazón a Rowan jamás estuvo en mis planes, él era el hombre con quien quería compartir mi vida, significaba todo para mí, por supuesto, antes de que Kylian llegara a abofetearme en la cara haciéndome ver que Rowan no era lo que yo quería.

Eros ©Where stories live. Discover now