🥀Capítulo 31🥀

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Gracias por no dejar morir la historia. De verdad les agradezco que sigan aquí❤️‍🔥

Abby

Cuando abrí los ojos solo encontré oscuridad. Su rostro desapareció como solía hacerlo cada vez que se presentaba en mis sueños; en esta ocasión como en las demás, desperté gritando por algo que no sabía lo que era, anhelando tocar aquella silueta sombría que se desvanecía, fluía a través de la penumbra como si fuera humo, transformándose con la nada infinita, dejándome a la deriva y con las manos vacías.

La opresión en mi pecho torturaba, el sudor me enfriaba la piel y me causaba escalofríos, el dolor en mi garganta se presentó y las manos de Rowan intentaron tranquilizarme mientras metía las pastillas a mi boca y me hacía tragarlas, como era su costumbre; después de eso me sentía tan débil como para pedirle que parara y dejara de tocarme y poseerme. Mi cuerpo se volvía lánguido bajo la presión de su anatomía y la fuerza de sus manos estrujándome la carne a su gusto.

Al final me sentía tan rota y con cero ganas de continuar. Suponía que los antidepresivos y demás drogas tenían que ver con eso. Era una muñeca en sus manos, sin control y a su merced.

Detestaba lo que me hacía, pero me resignaba. Mi familia estaba bien, Mac estaba bien, es todo lo que importaba.

—Buenos tardes, cielo, ¿cómo te sientes hoy? —Oí la voz de Rowan a mi espalda antes de que besara mi mejilla; mi vista se hallaba fija en el jardín de la mansión.

—Mejor. No recuerdo mucho sobre lo que ocurrió anoche.

Solo podía ver a Kylian envuelto en oscuridad y trajes caros a la medida, sin embargo, dudaba que haya sido de verdad. Él no iba a volver.

—Te desmayaste, cariño.

Me volví a verlo, llevaba puesto su uniforme de General, luciéndolo con orgullo y porte como siempre. No podía decir nada de su belleza, pero ahora la veía como una trampa.

—Más tarde iremos al médico. Esos desmayos no me gustan, además, quiero que me digan cuánto más falta para que puedas darme un hijo —susurró, tocándome el brazo de donde hacía tiempo me saco el dispositivo.

Quise decirle que estado de salud no era el mejor, que dudaba poder procrear un bebé sano con tantas drogas en mi sistema, pero callé. Después de todo, tomaba anticonceptivos a escondidas. Jamás le daría un hijo, en eso no había discusión.

—¿Puede ser otro día? No tengo ánimos.

—Abby...

—Por favor —persistí. Lo menos que quería era ver a otro médico. No daría mi brazo a torcer, no con esto.

—De acuerdo —suspiró—, ahora quiero que te arregles, tenemos invitados para comer.

—¿Quienes? —Averigüé; debía ser importante.

Las cenas entre sus allegados eran normales, las comidas, por otro lado, era algo que Rowan y su familia veían como sagrado, no compartían su mesa con cualquiera.

—El procurador y su esposa —asentí y él carraspeó, acomodándose la corbata—, y Kylian con Corina.

Mi boca se secó e intenté no demostrar nada al oír su nombre; mis labios se pusieron rígidos y volví a darle un asentimiento de cabeza, tragándome la emoción y el miedo que experimenté al saber que Kylian vendría.

—Quiero algo discreto, ya lo sabes. —Tomó un mechón de mi cabello.

—Al menos por hoy déjame usar algo que me apetezca —musité en un hilo de voz, dedicándole una mirada de súplica que a veces, solo a veces funcionaba.

Eros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora