Eros ©

🥀Capítulo 46🥀

PICD: Policía e Inteligencia en Control de Drogas.

Abby

Experimentaba una sensación de tranquilidad inmensa al estar aquí. Ante lo que Kylian pudiera decir, confiaba en que no permitiría que Rowan lastimara a mi familia, él sabía lo que significaban para mí y había dicho que me quería, y cuando quieres a una persona, haces todo lo posible por verla bien, ¿verdad?

Aún no asimilaba que haya ido por mí, que sin importar nada se enfrentara a Rowan y estuviera cuidándome. Ni en mis mejores sueños esperé escuchar un te quiero saliendo de sus labios, estaba consciente de que era a todo lo que podía aspirar de Kylian, él no se enamoraba, no era capaz de sentir amor por nadie, pero me conformaba con ser la excepción en su vida.

¿Estaba mal pensar así? Quizá.

¿Yo merecía más? Por supuesto.

Pero lo quería a él y todo lo que representaba.

Me senté en la cama con cuidado, mi cuerpo se hallaba resentido por todo el daño que Rowan le infligió. La necesidad de sentir los medicamentos dentro de mí me desesperaba, así como temía del toque de Kylian, incluso al saber que jamás me lastimaría como lo hizo Rowan, me esforzaba por luchar contra eso, repitiéndome que no podía ser más fuerte que yo. No debía permitir que me arruinara de esa manera también, adueñándose de mi tranquilidad y privándome de la oportunidad de sentir las caricias de alguien más.

De pronto, la puerta se abrió y vi a Kylian en el umbral, pero mi atención la acaparó Cami. Me sentí aliviada de verla a salvo, intenté levantarme de la cama, no obstante, mi hermana fue más rápida y se apresuró a venir conmigo, abrazándome antes de que pudiera hacer o decir cualquier cosa.

Cuando miré hacia la puerta, Kylian ya se había ido.

—Abby —me estrujó fuerte—, estás bien.

La tomé de los hombros, apartándola de mí; revisé su rostro y su cuerpo, percatándome de que llevaba el uniforme del colegio.

—¿Tú estás bien? —Averigüé preocupada.

—Sí, me han traído aquí para poder verte —murmuró tranquila, pero hubo algo en su expresión que me hizo saber que estaba mintiéndome.

—¿Me estás diciendo la verdad? —Insistí, tocándole la mejilla— ¿Todo está bien?

Pasó saliva, titubeó y asintió con una leve sonrisa.

—Sí, solo estaba preocupada por ti —me devolvió la caricia—, te veo mal.

—Estaré bien, ahora solo me importas tú y nuestros padres.

La atraje a mis brazos, sosteniéndola con cuidado mientras mis dedos se deslizaban por las hebras de su cabello. Cami se dejó hacer, ambas permanecimos en silencio, como solíamos hacer siempre que necesitábamos la una de la otra. La conocía lo suficiente para saber que algo había ocurrido, mas no era capaz de decírmelo y no entendía por qué.