⛓Capítulo 10⛓

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Kylian

La DCU no fue la universidad donde estudié, pero sí donde Abigail lo hacía.

Eligió la carrera de Negocios internacionales, llevaba clases de administración, microeconomía, macroeconomía, marketing y contabilidad; estaba a un año de finalizar sus estudios y en pocas semanas necesitaría comenzar con las practicas, me encantaría la idea de tenerla en mi empresa llevándolas a cabo. Era una chica dedicada, con buenas notas, no se metía en problemas, no salía de fiesta, no bebía, vestía adecuadamente, tenía modales y venía de una familia de clase media; ante el ojo público era la chica modelo y perfecta, claro, para quienes no sabían que baila como stripper en mi club.

El único problema que tenían los padres de Rowan con ella, era su edad y que no llevara un apellido de alta estirpe. En poco tiempo me dediqué a conocer los desplantes que los Byrne habían tenido con ella, fui testigo de uno en aquella cena y si fuera un buen hombre, le habría aconsejado a Rowan que buscara sus bolas y le diera a su prometida el respeto y el lugar que merecía, pero como me importaba una mierda si su relación iba a no bien, me callé y la busqué en los baños con toda la intención de follármela sobre la mesa de billar. Sin embargo, me conocía y si la tocaba fuera de Eros, desataría un caos que no podría detener, aunque tal vez a estas alturas el detonante ya estaba, solo me faltaba aceptarlo.

Bien sabía que no debería estar aquí, la cantidad de control que necesitaba ya me resultaba insoportable, asfixiaba y acorralaba y yo no era de los que se quedaban enjaulados dejando ir lo que quieren. Destruía, tomaba, era egoísta, nadie querría estar en mi camino, nadie querría tenerme.

—Le agradezco la donación, señor Draxler, también las vacantes para nuestros alumnos —mencionó el rector de la universidad—. Postularemos a los mejores.

—Abigail Lacroix me interesa —mencioné mientras caminábamos por los pasillos vacíos—, tiene excelente potencial.

Un silencio tenso se formó entre los dos, es como si pudiera ser consciente de mi ligera obsesión. Podría haber sido de esta manera si no me hubiera presumido las mejores mentes de DCU hacia unos momentos con tal de tener un jugoso cheque en sus manos.

—Oh, sí, es de nuestras mejores alumnas.

Sí, ella era buena en todos los aspectos.

—Bien.

—Ha sido un placer, señor Draxler.

Asentí, dándole la mano y enseguida se despidió. Su parloteo me tenía cansado.

Avancé por el pasillo en dirección a la salida y como si el destino quisiera impedir que Abigail escapara de mí, la puso en mi camino; ella aún no me había visto, venía acompañada de un sujeto alto y delgado, aunque los músculos se diferenciaban bajo las prendas sueltas que llevaba, de piel oscura y cabello rapado, él decía algo que la hacia reír, reír despreocupadamente.

Estreché los ojos, pasando a Abigail otra vez. Usaba jeans ajustados en color blanco, de tela gruesa, un top amarillo que dejaba a la vista las curvas de su cintura y el destello en su ombligo. Me gustaba su cabello suelto, pero ahora iba atado en un moño mal hecho que puso los mechones oscuros a través de la perfección de su cara, la tocaban cada vez que daba un paso.

Mientras la miraba, veía su juventud más clara que nunca. Tenía un rostro de niña, pero un cuerpo de mujer, iba sin maquillaje, solo un poco de oscuridad en sus ojos que acentuaban esa mirada gris y potente que parecía brillar más con las sombras.

Entonces, la vi estremecerse, mirar hacia los lados hasta que enfocó los ojos en mí. Se paralizó de golpe. Me dio la impresión de que siempre sabía cuando yo estaba cerca.

Eros ©Where stories live. Discover now