⛓Capítulo 2⛓

79.6K 6.9K 2.7K
                                    


Gracias por el recibimiento y sus comentarios de apoyo❤️‍🔥ahora si, los dejo leer este capítulo corto.

Kylian

Números. Mi vida se resumía en números y muerte.

Cuando no trabajaba como contador, asesinaba a sangre fría y traficaba con armas. Eran un negocio más factible que la droga, más consumo por parte de carteles y menos conflictos; el tráfico de armamento no estaba tan peleado como el del narcotráfico, además, todo iba mejor porque algunas de esas armas las diseñaba yo. No solo era bueno con los números, también en ingeniera, tomé dos carreas que me servían para los dos tipos de vida que llevaba: la normal y la ilícita.

Estuve fuera de Irlanda un tiempo, pero hacia unas noches tomé la decisión de volver por dos razones, la primera fue la expansión de mi negocio y la segunda fue el anuncio de mi mejor amigo sobre su próximo matrimonio con una chiquilla que yo no me molesté en querer conocer, realmente no me importaba a quien se follaba Rowan, apenas y recordaba el nombre de la prometida. Sin embargo, tenía un compromiso —por así decirlo—, con mi amigo. Ambos prometimos que estaríamos en la boda del otro y aunque yo no era el tipo de hombre que mantenía promesas, Rowan era como mi hermano y solo por él haría la excepción de inmiscuirme en tonterías de enamorados, porque no quería fallarle dos veces, ya que era seguro que yo nunca contraería matrimonio.

Él todavía no sabía que llegué a Irlanda, apenas puse un pie aquí y vine al lugar que era como mi segundo hogar: Eros.

Sullivan —como lo conocíamos todos—, construyó este sitio encima de cuerpos, solidó las bases de Eros con ellos y yo, entre otros, fuimos sus aprendices, sus hijos, los huérfanos de los millonarios de los que nadie quería hacerse cargo. Aquí aprendimos a matar, a pelear, a ser un asesino en toda la extensión de la palabra: no emociones, no piedad, solo lealtad y respeto.

Se nos enseñaba a ser disciplinados, a utilizar la cabeza para herir al enemigo antes de dar un golpe final. 

Eché de menos este ambiente, aunque lejos la pasé bien. Ahora a mis treinta y cinco, tuve la necesidad de regresar. Nada cambió, la fachada seguía siendo la misma, un club como cualquier otro que escondía los secretos de lo que realmente se trataba Eros.

Esta era la segunda noche que venía, no hablé con nadie, por supuesto, me conocían y Sullivan fue consciente de que me hallaba de vuelta, pronto me mandaría llamar. Si no acudía a él era porque no lo necesitaba, no vine buscando refugio o ayuda, solo vine a recordar viejos tiempos. Había mujeres en la pista, todas hermosas, de todos los colores y tamaños, sin embargo, la chica de hacia dos noches seguía dando vueltas en mi cabeza, era bastante ardiente y hermosa, con unas tetas enormes donde podría correrme y una cintura pequeña de la que me sostendría mientras embestía su coño.

Hoy vine a verla otra vez. Quería follármela e iba a hacerlo. Su deseo era fácil de palpar cuando metía los dedos en su coño mojado. Joder. Se empapaba de una deliciosa manera que ansiaba lubricar mi verga con sus fluidos desde el tronco hasta la punta.

Me removí inquieto sobre el sillón, haciendo rechinar el cuero. Luego, las luces se apagaron y la pista quedó levemente iluminada, su nombre ya había sido dicho por el anunciante, así que esperé unos instantes antes de verla subir al escenario de cristal.

Sus largas piernas sostenían aquella belleza exótica y única. Usaba un diminuto conjunto en color neón: una falda que mostraba su culo y un top que dibujaba perfectamente la aréola de sus pezones.

Como pensé, dirigió los ojos hacia mi lugar, el mismo que ocupé la noche pasada. La tensión acompañó sus movimientos y por un segundo se perdió en mí. Le dediqué una ligera sonrisa antes de poner la mano sobre mi erección, aunque a esta distancia no pudiera verla, ella supo que yo la tenía y eso me excitó.

Eros ©Where stories live. Discover now