Kaminari Denki

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Narrador: omnisciente

Denki y ______ estaban pasando una buena tarde en el centro comercial.

-¿Se puede saber qué estamos buscando exactamente?- preguntó el chico, un poco agobiado de dar tantas vueltas.

-Pues no lo sé, simplemente algo que me llame la atención.- se limitó a reponder ella.

La chica había convencido a su amigo para que la acompañará a comprar ropa, pues se acercaba otoño y debía comprar ropa más abrigada.

-¡Entremos a esa tienda!- dijo ilusionada.

Le cogió del brazo y prácticamente lo arrastró hasta dentro de la tienda.

Ella miraba ropa de su talla entusiasmada, pues le gustaba mucho los diseños de esa marca.

-Hasta la talla más grande se ve muy pequeña, que porquería de tienda- murmuró el rubio dejando un minúscula prenda, la cual se suponía que era de talla grande.

-¡Mira Denki! ¿No es precioso?- la chica le mostraba entusiasmada una falda tejana ceñida y una chaqueta corta roja abierta hasta los hombros.- ¡Mira que conjunto tan bonito! Me lo voy a probar.- sonriendo, se fue hacia los vestuarios.

El chico la miró sonriendo, le encantaba cómo se emocionaba por pequeñas cosas.

Unos minutos después, su amiga salió sin nada en la mano y con una expresión triste en la cara.

-¿Y la ropa? ¿No te gustó?- preguntó confundido él.

-Simplemente no me queda.- dijo ella encogiéndose de hombros y sonriendo tristemente.

Empezó a encaminarse fuera de la tienda y su amigo la siguió, intentando subirle el ánimo.

-Esa tienda era una basura ______, todas las tallas eran muy pequeñas.- intentó confortar su amigo, sin éxito.

Ella tan solo miraba había el suelo, había perdido el ánimo y se sentía muy insegura en ese momento.

Después de un rato más, decidieron volver a la academia. Al final ella se compró sudaderas y pantalones anchos como de costumbre.

Al llegar a los dormitorios, la chica se encerró en su cuarto y no salió en todo lo que quedaba de día.

-Oye Denki, ¿dónde está ______? No la he visto desde que habéis llegado de vuestra pequeña excursión del centro comercial.- preguntó Kirishima.

-Está en su habitación y no quiere salir.- suspiró el rubio.

-¿Porqué? ¿Qué ha pasado?

Denki explicó todo lo ocurrido en el centro a su amigo pelirrojo. Justo cuando terminó, una idea le vino a la cabeza.

-Se me acaba de ocurrir una idea genial.- dijo ilusionado el rubio.

-¿Tú ideas geniales? Me sorprendería.- se burló su amigo.

-¡Oye! Ya veras que sí. ¡Te dejo!- dicho esto, salió corriendo de la sala común hacia las habitaciones.

Aporreó la puerta de la habitación de su compañera hasta que esta la abrió malhumorada.

-¿Qué quieres Kaminari-kun?- preguntó Yaoyorozu cansada.

-Siento mucho molestarte Yaoyorozu, pero necesito que me hagas un gran favor.- prácticamente le estaba rogando a la pelinegra, así que ella le dejó pasar a su habitación.

Mientras tanto, ______ estaba en su habitación, en frente del espejo. Su expresión era triste, y colocaba sus manos en sus brazos y muslos, deseando que fueran diferentes. Odiaba su cuerpo en ese momento, porque estéticamente no era como la sociedad le parecía correcto, y creía que era horrenda por no seguir el estatus.

Se tiró a la cama y una pocas lágrimas se le escaparon de sus bonitos ojos. Se sentía muy insegura, no quería ese cuerpo, lo odiaba.

Ese día no asistió a la cena, pues se le quitó el hambre. Se quedó dormida poco después con la almohada empapada.

A la mañana siguiente despertó tarde, pues era domingo y siempre se quedaba descansando esos días, ella en verdad amaba dormir y no podía hacerlo tanto como quería por culpa de las clases y los horarios.

A las 11:00am fue a desayunar a la sala común. Obviamente no había nadie allí desayunado, pero ya estaba acostumbrada a comer sola las mañanas de los domingos.

Se preparó un café y unas tostadas, y comió tranquilamente aún somnolienta.

Fue a su habitación para cambiarse, pues aún iba en pijama. Entonces vio un paquete envuelto en papel de regalo lila en frente de su puerta. La chica, confundida, miró a ambos lados del pasillo por si había alguna pista de quién pudo haber sido, pero no había nada ni nadie.

Dudosa, decidió coger el regalo y entrar a la habitación para desenvolverlo ahí.

Destrozó el papel lila con purpurina y se sorprendió mucho al ver qué contenía dentro: era el conjunto que vio ayer en el centro comercial, pero parecía un poco más grande.

Emocionada, se probó el conjunto el cual ahora le iba perfecto. Sabía perfectamente quién le había regalado el conjunto, así que fue a buscarlo con él puesto.

En la sala común se encontraba Bakugo leyendo tranquilo.

-¡Bakugo!

-¿Qué quieres estúpida extra?- el cenizo cerró el libro y la miró con su expresión enfadada de siempre.

-No habrás visto a Denki por casualidad, ¿no?- preguntó ella inocente pero ilusionada a la vez.

-Tch, está en el banco de la entrada.- señaló al gran ventanal que daba al exterior.

-¡Muchas gracias Bakugo, nos vemos!- agradecidó la fémina contenta, para después dirigirse hacia fuera rápidamente.

Al salir, vió al chico que estaba buscando sentado en el banco, justo como su compañero le había indicado unos momentos atrás.

-¡Denki!- la chica se acercó sonriente y entusiasta al rubio.

Él se giró, y quedó maravillado por la vista, ya no tan solo como le quedaban las prendas que le había regalado gracias a la ayuda y el don de Momo, sino también por lo emocionada y feliz que se la veía en esos momentos.

El chico se levantó y vió como ella se iba acercando rápidamente hacia él.

Cuando estaba suficientemente cerca, ella se lanzó a abrazarlo sin pensarlo dos veces. El rubio no se lo esperaba, pero se las arregló para mantener el equilibrio y la alzó con cuidado para que no se hiciera daño ni estuviera incomoda. La chica lo abrazaba muy fuerte y agradecía entusiasta.

Cuando se separaron de aquel bonito abrazo, el chico se alarmó al ver lágrimas caer por las mejillas de ______.

-Hey- limpió suavemente sus lágrimas con el pulgar- ¿Estás bien? ¿Te hice daño?- era notoria su preocupación, no sabía qué había pasado ni qué podía hacer para remediarlo.

-No... Es que estoy muy feliz.- dijo ella sonriendo sinceramente.- Nunca me habían hecho un detalle tan bonito. Muchas gracias Denki, en serio eres el mejor.

El rubio se sonrojó ante aquellas palabras, y sonrió igualmente a su amiga.

-Venga, vamos a sentarnos aquí fuera un rato y relajarnos.- propuso el chico señalando el banco.

Ambos pasaron una bonita tarde en compañía mutua, bromeando y riendo sin preocupaciones de por medio.

One shots bnhaWhere stories live. Discover now