T R E S . C U A T R O

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—No sé cuántas veces tenga que repetirlo, Clarke, pero no. lo. sé —repitió por decimotercera vez con la paciencia ya hecha cenizas.

—Pero no naciste natblida.

—No, me volví una cuando me convertí en Terra, los Elementa atraviesan procesos de transformación mucho más allá de lo que incluso yo sé.

Clarke estaba a punto de hacer otra pregunta y ganarse el ataque una ligresa bastante desesperada cuando alguien más entro en la escena. Cuando todos se dieron la vuelta y Coriane vio a Orion Tate en la puerta, suspiró y reprimió con la mayor fuerza en su interior rodar los ojos, los dioses enserio le estaban tirando una prueba de paciencia que no estaba segura poder completar a ese punto.

—Lo siento. Uhm, Coriane, hay alguien esperándote afuera.

La muchacha ladeó la cabeza y se cruzo de brazos antes de preguntar quién era.

—Igis...? Igin...?

Ignis —corrigió Aren, evidentemente irritado.

—Eso, eso, lo siento.

Coriane se paró de inmediato de la silla y pasó de largo a Clarke, dejándola tanto a ella como a Orion con la palabra en la boca, junto a Isaac, Jensen, Aren y Astrid caminó hacia el exterior de Arkadia para encontrarse con el hombre.

Dominico estaba parado con un aire desinteresado mientras todo Skaikru a su alrededor con armas se veía nervioso ante su presencia, junto a sus dos Seguidores. En cuanto la vio, aquel semblante intimidante de inmediato se transformó, el cariño que le tenía a Coriane se notaba desde lejos.

Una vez estuvo cerca se tiró en a él en un abrazo. El calor natural que desprendía de su cuerpo siempre la hacia sentir en casa, no recordaba la ultima vez que lo había podido abrazar así, y después de perder a Melisandre, solo necesitaba recordar que todavía lo tenía a él.

—Las noticias viajan rápido —dijo una vez que se separaron.

—Sí, bueno, tu pequeño todavía esta aprendiendo, pero al menos sabe entregar un mensaje.

Coriane sonrió de lado justo en el momento en que Orzel bajo del cielo y se posó en su hombro, dándole caricias y palabras de agradecimiento.
Dominico tomó su brazo y subió la manga de su camisa, revelando los ahora tres tatuajes impregnados en su antebrazo.

—Así que, es cierto —la dulzura se había esfumado y ahora Coriane podía sentir el dolor con el que el hombre hablaba.

Su corazón se apachurró de nuevo, y apartó su brazo mientras asentía.

—Sí. Melisandre llegó muy mal, y hubiera sobrevivido gracias a su sangre si no hubiera sido por lo mucho que el agua estaba afectando. Se sacrifico para salvar a los que más pudiera, y aun así no sirvió para nada.

𝓣𝓮𝓻𝓻𝓪 ↬ b. blakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora