S E I S . T R E S

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Bellamy había sido parte de todo esto.

Justo cuando había pensado que nada en ese momento podría destrozarla más que Krista, Octavia llegó para demostrarle lo contrario, que aún quedaba algo dentro de ella para romper.

Clarke se había negado a creer que su dulce gente había sido capaz de tanta masacre, pero Coriane sabía mejor. Ella misma había participado en cientos de batallas, había derramado sangre, culpable e inocente, nada podía engañarla en creer que Skaikru no había tomado la decisión de poner al mismo hombre que mató a su hermana en el trono. Pero, ¿quienes lo habían hecho? O más específicamente ¿quién no lo había hecho?

Su hermano corría un gran peligro estando dentro, considerando que era un terrestre y estaba afiliado con Coriane, cada segundo que pasaba podía ser separado de la vida y la muerte. Por un momento se le atravesó por la cabeza Adriel, sus ojos cafés, iguales a los de ella, y su expresión dolida y decepcionada, pero tan rápido como llego Coriane se obligó a sacarla, Adriel Tate no estaba en peligro inminente, sus padres tenían altos mandos en el gobierno de los Skaikru, no como su hermano, su verdadero hermano.

Su cabeza era un lío. Podía sentirlo todo, cómo la tierra estaba de luto por sus servidores, por aquellos fieles devotos al gran espíritu, cómo la sangre de aquellos mismos guerreros manchaba esta misma, se escurría entre su hierba, se mezclaba en las partes más profundas de su interior, incluso podía jurar que el mismo sabor a sangre invadía su boca, justo cómo invadía la de su amada tierra.

En todo el día no se había apartado un centímetro de Jensen, el muchacho había dormido casi todo el tiempo, solo habiéndose despertado para comer, beber un poco de agua y vomitar todo eso después. Mientras, Aren e Isaac la ayudaban a lidear con lo que sea que estuviera sucediendo afuera de la carpa, con Lexa, Clarke, Skaikru y todo lo que no fuera su hermano en inminente riesgo. Odeya estaba con ella e Isadora con los muchachos. Ambas chicas no habían tardado un día en llegar al campamento de sangre después de que Coriane enviará a Roscoe a llevarles la carta donde brevemente explicaba todo. La masacre, la muerte de Krista, y que Jensen estaba herido. Odeya se había quedado en la tienda para ayudar a cuidar de Jensen, y por más que la muchacha lo hubiera tratado de evitar, no había podido parar de llorar en silencio mientras trataba al muchacho. Isadora no había podido decir una sola palabra, y a la primera oportunidad de poder salir de aquella tienda, dejar de ver a Jensen herido, a Coriane destrozada, y a Odeya llorando, la tomó para irse a ayudar a la mencionada con todos los deberes que ahora, no se sentía capaz de atender.

—¿Qué va...? —trató de preguntar Odeya, la luz de las velas siendo lo único que iluminaba el rostro de las dos muchachas. Mientras la rubia la miraba, tratando de sacarse las palabras de la garganta, Coriane seguía sin apartar la mirada del castaño—. ¿Qué va a pasar ahora?

𝓣𝓮𝓻𝓻𝓪 ↬ b. blakeWhere stories live. Discover now