epílogo.

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Junio 2015.

— ¿Que se supone qué haces?

— Una manualidad.

Intentaste no reír al ver como Ran rompía hojas de colores y las colocaba en una blanca. Te hincaste observando lo que decía y tu corazón comenzó a inundarse de ternura.

— ¿Es por su cumpleaños?

— Ajá.

Lo único que llamo tu atención de la hoja blanca con cientos de colores, fueron los dos nombres que habían cambiado por completamente tu vida.

Ren y Chizuru.

Dos mellizos similares a ti y a Ran, aunque completamente con el comportamiento de su padre. Básicamente un caos.

Todo había cambiado desde que Ran había ido a buscarte a Australia, se habían reconciliado aquel día y tardaron una semana en volver a Japón para que nuevamente vivieras ahí, pero a su lado.

Tu abuelo se había puesto muy feliz y no dudo en agradecerle a Ran cuando te trajo devuelta, el no sabía nada de lo que había sucedido con el y estabas agradecida de eso. Mikey hizo un escándalo pero al final dijo que estaba feliz porque nuevamente estabas en Japón al igual que Emma.

Ellos nunca iban a agradecerle a Ran directamente, pero se sentían tranquilos de que gracias a él estabas nuevamente en donde pertenecías.

Las pandillas evidentemente siguieron y era inevitable que Ran siguiera en el manejo de Roppongi, así que no te negaste en eso. Decidiste trabajar en una pequeña cafetería cerca de donde vivían y todo estaba rondando bien.

Ran y tu se habían comprometido en ese lapso, te había pedido ser su esposa y se casaron por el civil, pero nunca por la iglesia ya que a los dos no les gustaba mucho esa idea. También en ese lapso, Ren y Chizuru se adueñaron de sus vida, quedaste embarazada en cuestión de tiempo y creíste que solo traerías a la vida a un bebé, pero en realidad fueron dos. El embarazo había sido algo complicado porque tuviste por mucho tiempo riesgo de aborto y tenías miedo por eso, pero los niños nacieron a los casi nueve meses y todo salió a la perfección, estaban sanos y completos.

No te quejabas tanto de eso, porque eras feliz.

Ran había cumplido su promesa de hacerte feliz.

Todos eran felices.

Mikey era feliz, Takemichi, Emma, Draken. Todos habían conseguido su felicidad y eso te traía paz.

— ¿A que hora vendrán los niños?

— Emma me dijo que por la noche, así que aún tienes tiempo de terminar tu intento de manualidad con confetti — reíste alejándote de Ran y este solo te miro algo ofendido — Les gustará, no te preocupes.

Caminaste por la sala para dirigirte hacia la cocina, pero Ran te tomó de la cintura cargándote con fuerza y te metió a su habitación mientras te quejabas con que te bajara. Te tumbo en la cama bruscamente y se subió encima de ti, dejándote sin escapatoria.

— Tenemos varias horas para nosotros.

— ¿Y tu manualidad?

— Es horrenda de todos modos — Ran iba a besarte pero tapaste sus labios — ¿Qué?

— Tenemos que ir a comprar el pastel, dijimos que les haríamos una sorpresa — hablaste con calma a pesar que querías aprovechar las horas que te quedaban a solas con el — Aparte no quiero más bebés.

— Yo todavía quiero una niña, que sea igual a ti.

— Ren y Chizuru son iguales a ti.

— Igual de insoportables que yo.

Estallaste en risas cuando menciono eso y si, tenía toda la razón. Eran dos pequeños de cuatro años pero en realidad eran todo un caso, solían jugar mucho con Ran por sus similares comportamientos pero también chocaban mucho, ya que eran igual de tercos y necios que él.

Pero Ran amaba a sus hijos, Ran en su faceta paternal era una cosa totalmente diferente, una cosa que solo les pertenecía a ustedes como familia.

— Ya tengo el nombre si sale niña.

— ¿Cómo la llamaras?

— Hanako.

— ¿Hanako? — frunciste el ceño y el asintió — Es un lindo, así que lo pensaré.

Alejaste a Ran de tu cuerpo y este se paro mientras maldecía. Solo te dignaste en negar tu cabeza con una sonrisa y lo empujaste para que se dirigieran a la entrada para salir a comprar todo lo necesario para la fiesta sorpresa.

'¿Alguna vez imagine tener esta vida?'

La pregunta vino a tu cabeza mientras tomabas tu bolso y tu abrigo, Ran abrió la puerta del hogar y los dos salieron para subir al coche.

'Nunca pensé que sería feliz'

La muerte pasó muy cerca de ti, definitivamente creíste que nunca tendrías la felicidad.

— Siempre has sido una tentación para mi.

— ¿Hm?

Escuchaste a Ran hablar, pero este no volvió a repetir sus palabras y subió al coche con una sonrisa. Habías escuchado perfectamente las siete palabras que te solía repetir constantemente cuando pasaban por un momento de tensión sexual o con algo mínimo.

Te acercaste hacia al coche y le preguntaste nuevamente lo que había dicho, pero este solo se digno en comenzar a molestarte mientras encendía el coche. Una sonrisa salió de sus labios y solo negaba su cabeza sin querer decirte a pesar que te lo ha dicho una infinidad de veces.

Ran en ese instante también se puso a pensar, que el cómo una simple y pasajera tentación, terminó atándolo a una vida feliz.

temptation.Where stories live. Discover now