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Tu mente simplemente pensaba que no estabas preparada, que todo había sido tan pronto y que no podías analizarlo al 100%. Pero por otro lado, tu corazón se sentía en paz, como si este hubiese esperado todo este tiempo para sentirse así, estabas esperando la causa que hacía sentir a tu corazón de tal forma.

Y el único que podía hacerte sentir así, era Ran.

— ¿Desde cuando vives aquí?

— Siempre he vivido aquí — llevaste tus manos hacia los bolsillos de tus pantalones y sacaste las llaves para poder abrir la puerta — Es pequeño, pero me adapté... se siente como si estuviera en Japón.

Ran guardó silencio mientras tratabas de meter la llave al cerrojo, después del abrupto encuentro decidiste volver a casa y por ende el fue contigo. Aún seguía haciéndote preguntas acerca de lo que habías hecho y como habías mejorado, las palabras fluyeron con facilidad de tu boca y no se te fue difícil contarle, pero por dentro sentías que explotarías en cualquier momento.

Eso era lo que provocaba el en ti.

Te asustaste cuando Laika se abalanzó hacia Ran, este comenzó a reír y trató de mantener el equilibrio en sus piernas para no caer hacia atrás. Caminaste hacia adentro del hogar y giraste hacia donde se encontraba tu mascota y el hombre, quien parecían llevarse bien a pesar de ser la primera vez que se conocían.

'¿Así sería nuestra vida si nada hubiera sucedido?'

'Tal vez'

— ¿Cómo se llama?

— Laika.

Ran alzó su mirada y observó cómo te dabas la media vuelta para adentrarte a tu hogar, oculto la sonrisa de su rostro y se puso de pie empujando con cuidado a Laika para que esta también entrara al mismo. Cerró la puerta algo inseguro y se quedó parado esperando alguna señal de tu parte.

— Puedes sentarte en la sala — dejaste las llaves en la pequeña isla junto con tu bolsa — ¿Quieres algo de tomar?

— Así estoy bien...

Ran camino hasta la sala observando cada detalle que había en ella, definitivamente se notaba que era tu hogar debido a la decoración que había en él, la esencia era sobre tu personalidad. Algo que encantó por completo al hombre, trago saliva por sus pensamientos y se sentó en el mueble sin dejar de poner atención.

Tomaste el vaso de jugo que te habías servido hace algunos segundos y caminaste para estar junto a Ran, miraste de reojo a su persona y carraspeaste algo nerviosa. Sus brazos se habían elevado a los respaldos del mueble, sus piernas estaban cruzadas y su cabeza estaba ligeramente alzada debido a que estaba concentrado en los cuadros que tenías en las paredes.

'No voy a ponerme nerviosa solo por la forma en que esta sentado'

Ibas a sentarte lejos de su persona, pero tus pies se movieron por sí solos y terminaste dejándote caer a un lado de él, manteniendo la distancia de sus cuerpos. Ran dejo de mirar cuando noto tu acción y rasco ligeramente su nuca, abandonando el brazo que yacía por detrás de tu cabeza.

El ambiente no estaba tenso, se sentía de otra manera, pero no comprendías de cuál "manera".

— No sabía nada de ti y tenía miedo de eso.

Hablaste finalmente, soltando lo que querías decir desde el momento en que lo viste. Habías aprendido a que debías decir lo que sentías y lo que pensabas, que no tenías que guardar lo que tu boca quería decir.

— ¿Por qué? — el brazo de Ran volvió a bajar y acarició tu cabello con ternura — Pensé que tu hermano te tendría informada sobre todo eso.

— Nunca les pregunté sobre ti — miraste el vaso que yacía en tus manos — Todo porque me daba miedo la respuesta... realmente pensé que me buscarías desde el momento en que me fui.

— Si te deje ir fue por el bien de ambos — tu respiración se detuvo ante su respuesta — Pero eso no significa que haya dejado de amarte.

Parpadeaste algunas veces y no pudiste evitar reír, causando que Ran frunciera su ceño y te mirara mejor, intentando explicar el porqué había salido una risa de tu boca cuando había dicho algo romántico.

— ¿Qué?

— Es extraño — dejaste el vaso en la mesa de noche y dejaste caer tu cuerpo por completo en el sofá, recargando tu espalda en el mismo y girando tu cabeza para mirarlo — Eres un idiota, egoísta, malhumorado, a veces eres muy narcisista, demasiado coqueto, no te interesa la vida de las demás personas y tus manos se han manchado tantas veces de sangre... pero él que hables así, es como si fueras otra persona o tuvieras otra faceta.

Ran guardó silencio cuando sus miradas se conectaron, reprimió sus labios para evitar sonreír y alzó su mano  haciendo que sus dedos atraparan tu nariz y la apachurraran, ocasionando que te quejaras en cuestión de segundos.

— Esa faceta solo sale cuando se trata de ti, así que puedes decir que eso te pertenece solo a ti.

'No digas eso'

Pareciese que en ese momento los meses no habían pasado, porque la plática fluía tan bien y sus sentimientos eran tan sinceros, sin ningún miedo de por medio. Eran personas totalmente diferentes.

— ¿Me estás coqueteando Ran Haitani?

— Tal vez.

Achinaste tus ojos y dejaste de verlo, cortando de raíz la conexión de sus miradas por el nerviosismo que había entrado en tu cuerpo. Tu corazón latía con fuerza por su forma tan directa de contestarte, siempre sonaba totalmente seguro de sus respuestas.

— ¿Vas a quedarte más tiempo en Australia?

— Mi boleto es para la semana que entra — Ran alejó la mano de tu cabello y rasco su nariz — Así que tengo una semana para visitar un poco.

— Suena interesante.

— Lo es — el hombre suspiro exageradamente y se puso de pie — Tengo que irme, mi hotel está hasta la otra punta de la ciudad y el último ferry no tarda en salir.

— Si...

Imitaste la acción de ponerse de pie y tu estómago dolió cuando observaste cierta vacilación en su rostro. Lo conocías, sabías que el quería que dieras el primer paso y no exactamente con acciones, sino con alguna palabra, una simple frase que cambiara todo.

'Pero, ¿que se supone que debo hacer ahora?'

— ¿Podemos vernos mañana?

— Claro — te cruzaste de brazos mientras veías como Ran caminaba hasta la puerta — Puedo llevarte a visitar algún lado turístico.

— Me parece perfecto.

'Dilo Narumi'

'Vamos, dilo'

'Vas a arrepentirte si no lo preguntas'

— ¿Quieres quedarte?

Tu voz salió muy temblorosa, algo que te puso más nerviosa de lo normal. Ran giró sobre su hombro cuando estaba por tomar la manija de la puerta y nuevamente notaste aquella vacilación que estaba plasmada en su cara, sabias que trataba de ocultar una sonrisa y burlarse de ti por la pregunta.

— ¿Quieres que me quede?

— Solo es porque te tengo lástima.

Respondiste rápidamente y Ran no dudo en reír, simplemente asintió y giró por completo poniéndose frente a ti. Cruzaste más tus brazos y preguntaste si tenía hambre para cambiar el tema de conversación, este solo volvió a asentir y sugeriste con cocinar algo.

Y tu mente volvió a divagar en la respuesta en que le hubieras dado al contrario.

'Si, quédate'

temptation.Where stories live. Discover now